Virgil Hill y su esposa Denean Hill.

 

En Febrero, Virgil Hill saldrá por última vez al cuadrilátero portando guantes y shorts en Bismarck, North Dakota, listo para intercambiar golpes con otro profesional que tiene la misma misión de Hill—lograr un ‘knockout’ o doblegar al contrincante con su poderío físico.

Hill subirá al ring con 51 años, cuando muchos pugilistas están tomando las cosas con más calma.

No está peleando simplemente por dinero. Tampoco busca un último momento de gloria o tomar parte en un show de realidad de televisión.

Hill, que vive actualmente en Santa Clarita y entrena en un pequeño gimnasio de Pacoima, ya ha hecho casi todo lo que se pueda hacer sobre el cuadrilátero. Su carrera hacia el Salón de la Fama, que empezó en 1984 y lo vio ganar cinco campeonatos mundiales como peso mediano y ligero. Sus hijos – Virgil Jr., de 25 años; Alaysia, de 21 y Azaria de 16 – ya crecieron. El ahora se dedica a entrenar y promover a otros peleadores más jóvenes.

Pero como muchos otros atletas orgullos y competitivos, Hill cree que puede lograr lo que se propone, y no quiere que le digan lo que es o no es posible.

“Un doctor me dijo que nunca volvería a boxear”, dijo Hill durante un descanso de su entrenamiento. “Ese fue su diagnóstico. No me importa. Si hubiera escuchado ese tipo de cosas cuando estaba más joven, nunca habría llegado al Salón de la Fama. No habría ido a los Juegos Olímpicos. Nunca habría ganado títulos mundiales y otras cosas.

“Toda mi vida me dijeron ‘no puedes hacer esto, no puedes hacer esto otro’. Y les probé a la gente que sí podía. Cuando ponga un pie sobre el ring (por última vez), habré logrado exactamente lo que quiero. Y puedo dejarlo y seguir adelante”.

Está peleando en North Dakota porque es donde creció y disputó la mayoría de sus encuentros profesionales, incluyendo sus campeonatos. La vida ahí era más dura cuando era un niño. “O sí, me llamaban (insultos) y todo tipo de cosas”, recordó Hill, pero era mi hogar. Claro que Hill es una mezcla de herencias –afroamericano, nativo americano, puertorriqueño, irlándes, alemán, francés y escandinavo.

Consiguió renombre en 1984 a la edad de 20 años cuando ganó el campeonato de pesos medios de la competencia Golden Gloves y una medalla de plata como peso pesado ligero en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Muchos expertos pensaron que Hill debió haber ganado la medalla de oro y que le robaron en una decisión de 3-2 contra el sur coreano Shin Joon-Sup (que luego ganó títulos amateur, pero nunca boxeó profesionalmente).

Se convirtió en profesional ese mismo año y ganó sus primeras 30 peleas. Su primer cinturón mundial llegó en 1987, cuando derrotó a Leslie Stewart en el cuarto round con un ‘knockout’ técnico por el campeonato peso pesado ligero de la WBA. Defendió el título 10 veces antes de perderlo ante Tommy Hearns en 1991. Hill luego ganó otros cuatro cinturones en las divisiones WBC, WBA y IBF. Trabajó con entrenadores de renombre como Eddie Futch, Mike Hall y Freddie Roach. Peleó con algunos de los mejores de su generación, incluyendo Hearns, Roy Jones Jr., Frank Tate, Bobby Czyz, Henry Maske y Marvin Camel. Hill tiene un récord de 50-7 con 23 ‘knockouts’, y fue elegido al Salón Internacional de la Fama del Boxeo en 2013.  

Pero aunque sus últimas dos peleas profesionales fueron en 2007, y fueron con derrotas ante Maske y Firat Arslan, Hill no estaba convencido que había terminado.

A los 47 años, Hill contactó a Roach y le pidió que trabajara con él en el gimnasio de Roach en Los Ángeles. Roach le dijo a Hill que se miraba bien, y Hill se sintió confiado en que quería boxear una última vez—si pudiera recobrar su forma y estar listo para boxear.

“Creo que la edad está en la mente”, dijo Hill. ¿Soy tan rápido como antes? Talvez no. Pero sí soy más inteligente. Y sé porque estoy haciendo esto. La gente me pregunta si desearía ser un poco más joven. Yo les digo ‘ni pensarlo’. No quisiera regresar a esos años de tener que descubrir y encontrar la vida. Lo entiendo. Me encanta dónde estoy. Lo veo y lo entiendo”.

Aún así tuvo que convencer a Denean que podía hacerlo. Y Denean Howard Hill sabe algo acerca de ser una atleta estrella. Ella y sus tres hermanas mayores Sherri, Artra y Tina establecieron un récord nacional (que sigue vigente) en la carrera de relevos 4 x 440 en 1979 cuando corrían para la secundaria San Gorgonia en San Bernardino. Ella terminó su secundaria en Kennedy en 1982. Y Denean ganó tres medallas olímpicas –una de oro y dos de plata – corriendo en equipos de revelos de los Estados Unidos en 1984, 1988 y 1992.

Conoció a Hill en los Juegos Olímpicos de 1984. Se casaron, tuvieron hijos y se divorciaron, pero están juntos otra vez. “Le agradezco a Dios por ella todos los días. La amo con cada fibra de mi cuerpo”, dijo Hill.

 “No quería que lo hiciera”, dijo Denean. “Creo que Virgil le ha dado mucho al boxeo y tuvo una carrera fantástica. Pero el acuerdo era, que si lo iba a hacer, lo haría de forma correcta. Que toda la familia lo apoyara”.

 “El es un atleta. Entiendo lo que quiere hacer, por qué y el tiempo en que lo quiere hacer. Por eso lo apoyé”.

Hill ha venido trabajando con el entrenador local Edgar Ponce, que está desarrollando un estable de boxeadores, incluyendo a la promesa Ron Cruz de North Hollywood. La relación entre Hill y Ponce empezó despacio, pero se ha hecho más fuerte a medida que se acerca la pelea.

“Edgar sabe tanto de acondicionamiento y boxeo, que me sorprendió”, dijo Hill, indicando que Ponce ha llevado su físico de suave a duro en un año. “Lo que tuve que lograr del entrenador fue que no me dejara liderar. Dije ‘cuando entrene contigo, tú eres el entrenador y yo el pupilo. Ya que él tiene 33 años, tiene mucho respeto y no me quería decir cosas, me ‘sugería’ las cosas al principio.

“Pero he visto lo que ha hecho con sus atletas antes de empezar a entrenar. Hace las cosas a la antigua, donde alguien tiene que mostrarte cómo hacerlo. Es algo que me gusta de él. Quiero que sea parte de esto porque merece el crédito y la credibilidad de lo que puede hacer. La gente piensa que esto es solo un gimnasio de kickboxing. Me ha transformado”.

Claro que no se puede hablar de boxeo sin mencionar los riesgos a la salud, especialmente para los boxeadores mayores.

Casi el 90 por ciento de los boxeadores sufren lesiones cerebrales de algún tipo durante su carrera, según un estudio publicado en 2013 por la Asociación de Cirujanos Neurológicos.

Es un hecho poco relacionado que los boxeadores a menudo reciben golpes más fuertes durante sus entrenamientos. Y no solo en la cabeza (aunque tengan protectores), sino en los brazos, riñones, costillas y otros órganos internos. Agregue a eso la cantidad de golpes que absorbe un pugilista durante su carrera.

Nadie quiere ver a Hill o ningún otro boxeador con demencia pugilística, que se evidencia con problemas de habla y capacidad mental desmejorada a consecuencia de recibir muchos golpes.

Hill no evidencia nada de esto. Sus respuestas son elocuentes y largas. Y aunque ha tenido golpes en sus peleas, no parecen haberle afectado.

Quizás pueda hacer esto.

Ponce lo cree.

“Es muy competitivo”, dijo. “Si hay alguien en el gimnasio que está golpeando la bolsa, y Virgil está a su lado, quiero hacerlo mejor. Si tú haces 100 sentadillas, él hace 101. Todavía tiene esa ambición. Me gusta eso de él. A su edad, todavía trabaja fuerte. Hace que mis peleadores más jóvenes trabajen más duro. Lo ven a él trabajar”.

Hill tuvo un par de demostraciones en peleas de exhibición contra su hijo en Diciembre en Fargo, North Dakota. Virgil Jr. Es una promesa en los pesos medios, con un récord de 4-0 como profesional desde agosto.

“Se vio bien en esas peleas de exhibición”, dijo Ponce. “Ha venido entrenando bien. Si no, se lo habría dicho”.

Hill dijo que todavía está arreglando quién será su contrincante en Bismarck. Probablemente sea un joven con mucha hambre de triunfo a quien no le importe la carrera o la edad de Hill.

Así es como lo prefiere Hill.