Olga and Luis Cordero representan el “Sueño Americano”.
Después de llegar de Guadalajara, México hace 28 años, la pareja tuvo cuatro hijos, todos ellos nacidos en Estados Unidos; también son dueños de una joyería en North Hollywood y una casa en Sun Valley, cosas que han conseguido luego de trabajar limpiando casas y en restaurantes de comida rápida, a veces sosteniendo dos empleos a la vez y laborando siete días a la semana.
“Para nosotros han sido cero vacaciones. Este país nos ha dado muchas oportunidades y hemos conseguido cosas con perseverancia porque si uno trabaja duro y persevera, alcanza lo que quiere”, dijo Olga.
Los Corderos también representan la, a menudo, complicada situación de muchas familias migrantes. A pesar de sus logros empresariales y de tener hijos nacidos en Estados Unidos, los padres son indocumentados. Hace varios años intentaron legalizar su situación con la ayuda de un “notario” quién les cobró varios miles de dólares e hizo un trabajo tan malo diciéndoles que solicitaran un programa migratorio para el cual no calificaban, que Olga terminó siendo detenida por autoridades de migración por casi dos semanas. El caso sigue pendiente.
Los Corderos también representan el tipo de personas que podrían beneficiarse de DAPA (Acción Diferida para Padres de Estadounidenses y Residentes Permanentes), uno de los programa migratorios que son parte de la Acción Ejecutiva anunciada por el Presidente Barack Obama en Noviembre. La orden también incluía la expansión de DACA (Acción Diferida para las Personas que Arribaron en su Niñez) para todas las personas, independiente de su edad, que llegaron a Estados Unidos antes de haber cumplido 16 años. Ambos programas beneficiarían a unos 5 millones de indocumentados que residen actualmente en Estados Unidos.
Y ambos programas continúan detenidos, después que un juez de Texas bloqueó su implementación, dictaminando a favor de una demanda presentada por 26 estadas que argumentó que la acción de Obama era inconstitucional porque significaba un cambio en la leyes de inmigración. La Administración Obama apeló el fallo y ahora está en Corte de Apelaciones del 5o Distrito en New Orleans. La semana pasada tuvo lugar la primera audiencia de lo que se anticipa puede ser una larga y complicada batalla legal que algunos temen podrían extenderse más allá del tiempo que le queda a Obama como Presidente.
LA VISITA DE UN CONGRESISTA
El Congresista Tony Cárdenas (D-Panorama City) visitó la casa de los Cordero este lunes 20 de Abril para mostrar sus retos migratorios, los cuales dijo son compartidos por miles de otros inmigrantes cuyas vidas continúan en limbo mientras que las cortes deciden sobre DACA y DAPA.
“Aunque no son de este país, son Americanos”, dijo Cárdenas sobre los Cordero, a quienes alabó por su espíritu empresarial. “Ellos dan mucho a la economía local”.
El representante federal, quien creció en Pacoima de padres que trabajaron en los sembradíos, dijo que muchas personas tienen la idea errónea de que los inmigrantes llegan para quitarle el trabajo a los estadounidenses y pedir ayuda, cuando ese no es el caso.
“Ellos (los Cordero) trabajan más duro que algunos Americanos”, dijo Cárdenas.
“Los Estados Unidos es el país más grandioso en el mundo y si vamos a seguir adelante, necesitamos aceptar a los inmigrantes que llegan aquí para trabajar duro y proveen ideas y necesitamos reparar nuestro sistema migratorio”, agregó el congresista.
También expresó que muchos padres, en la situación similar de los Corderos que están en el país de forma indocumentado, deben recibir la oportunidad de permanecer aquí con sus hijos, que están sufriendo por esta situación.
“Esos niños son ciudadanos americanos y deben quedarse en su país con sus padres”, expresó Cárdenas.
También dijo tener confianza en que el Gobierno prevalecerá en su caso en la corte.
“Espero que tengamos éxito. Creo que en dos o tres meses vamos a ver que los jueces decidan que las acciones del Presidente son correctas”, dijo.
NO SE DA POR VENCIDO
Los Cordero, que esperaban ansiosamente el programa DAPA para legalizar su estatus, dicen estar esperanzados.
“No queríamos DAPA, queríamos una reforma migratoria, pero tuvimos que aceptar un pedacito del pastel”, admitió Olga.
Ella dijo que anima a tres de sus hijos de edad para votar — Luis, de 25 años, Cristina, de 22, Jennifer de 19– para que siempre voten. También tienen una hija menor de 16 años.
“Yo los educo para que hablen por nosotros”, dijo Olga, quien fue invitada a estar presente a principios del años en el Discurso a la Nación del Presidente en Washington D.C.
Luis, su esposo, dijo que una reforma migratoria les ayudaría a lograr aún más de lo que ya han obtenido. Su sueño es de abrir otras joyerías e invertir más. “Mucha gente sólo está esperando una oportunidad. Creo que ayudaría a mucha gente a avanzar más”, expresó.
“Vives con miedo, siempre escondiéndote es incómodo. Si nos dieran la oportunidad, mucha gente tomaría ventaja y saldría adelante”, continuó.
Con respecto a la batalla legal por las acciones migratorias, Olga dijo que en vez de sentirse derrotada, se siente con más coraje para luchar por una reforma migratoria.
“Si alguien te pone un obstáculo y te caes, tienes que levantarte con más ganas y seguir luchando”, dijo ella.
Una de las formas que planea hacer esto es asistiendo a la marcha por una reforma migratoria que se planea el próximo primero de mayo.
Ya se planea una protesta para la tarde de ese día desde Chinatown hasta el Edificio Federal en el Centro de Los Angeles.
“La reforma migratoria no está muerta. Sólo tenemos que seguir luchando (para lograrla)”, dijo Olga.