A. Garcia / El Sol

Raquel Pérez llega al fin de mes “por la Gracia de Dios”.

A sus 76 años, esta mujer paga $300 por alquilar un cuarto en la casa de otro anciano que frecuenta el Programa de Nutrición para Ancianos del Parque Las Palmas de San Fernando. El resto de los $800 que recibe al mes por parte del Seguro Social (su único ingreso y ayuda gubernamental) cubre todo lo demás.

Eso incluye abonar a los $10,000 que debe en reparaciones de auto después que uno de sus hijos chocó el vehículo que le pidió prestado, el cual luego le confiscaron las autoridades. Ella tuvo que pagar $2,500 para sacar el auto.

“No es fácil”, dice ella. “Ojalá no tuviera que vivir así”.

Ahora tiene una cita con una trabajadora social y ver para cuáles beneficios califica. No le gusta que la ayuden, pero ya alcanzó su límite.

A sus 77 años José Romero no está mucho mejor. Paga también $300 por el alquiler de un cuarto en un apartamento de Sylmar que comparte con varias otras personas. Su único ingreso son los $897 que recibe del Seguro Social cada mes luego de trabajar en la carpintería por más de tres décadas.

Dice que le gustaría tener su propio apartamento, pero simplemente no le alcanza. Así que sigue adelante como puede. No puede cocinar en el apartamento y sólo compra alimentos preparados. Lo único que compra son frutas para comer un poco por la noche antes de tomar su medicina.

Para sacar un dinerito extra ofrece llevar a otros ancianos a mandados y ellos le dan un par de dólares.

Más de tres-cuartos de un millón de Californianos mayores de 65 años son pobres “no oficinales”, es decir, no pueden cubrir sus necesidades básicas pero tampoco son elegibles para recibir asistencia del gobierno, según un nuevo estudio del UCLA Center for Health Policy Research.

El análisis de UCLA estima que 1 de cada 5 personas mayores de 65 años en California no son elegibles para recibir subsidios para gastos básicos como agua, electricidad y comida.

El estudio financiado por la California Wellness Foundation, destaca las dificultades de los “pobres invisibles” — aquellos que viven entre el nivel de pobreza federal y la medida de pobreza del Índice de Ancianos, que se considera más exacta en cuanto a costos estimados de lo que se necesita para tener un estándar de vida decente. Según las guías de pobreza publicadas por el gobierno federal, se considera pobre a un adulto mayor de 65 años que vive con ingresos anuales de $10,890. Pero según el Index de Ancianos estima que en California un adulto mayor soltero necesita en promedio $23,364 al año para cubrir sus gastos básicos.

PROGRAMA DE NUTRICIÓN PARA ANCIANOS

Tanto Pérez como Romero, al igual que unos 40 otros ancianos, frecuentan el Programa de Nutrición de Ancianos que opera en el Parque Las Palmas de San Fernando de Lunes a Viernes, excepto por los días feriados. Otros 28 ancianos que no pueden salir de casa reciben sus alimentos a domicilio.

Por $2, estas personas de la tercera edad reciben un almuerzo nutritivo. Este miércoles 2 de septiembre, el menú era chiles con salsa de tomate, un pan de grano integral, zanahorias, así como jugo de naranja y pedacitos de manzana horneada con canela.

Pero para poder alcanzar un “boleto” de comida, la gente debe llegar temprano. Una vez se acaban esos boletos, no hay más y no hay almuerzo.

Lina Álvarez, una de las voluntarias en el programa, sabe que para algunos de los ancianos que llegan ahí, esta es su única comida completa del día.

“He visto a gente que come la mitad aquí y el resto lo guardan para su cena”, dijo.

Isamel Aguilar, Director de Servicios de Recreación y Comunitario de la Ciudad de San  Fernando, dice que le gustaría poder proveer almuerzos para más personas, pero no tienen fondos suficientes. El programa lo paga el condado de Los Angeles. La ciudad cubre salarios y otros gastos.

“Muchos de ellos (ancianos) no tienen mucho dinero. Esto les da acceso a comida saludable y una atmósfera social”, dijo Aguila.

Además, cada primer lunes del mes (este mes será el 21 de Septiembre), organizan una distribución de alimentos gratuita para ancianos de bajos recursos en el parque junto con el Los Angeles Food Bank.

LA POBREZA Y LOS ANCIANOS DE CALIFORNIA

El estudio de UCLA estima que alrededor de 772,000 ancianos en California que son cabeza de vivienda pertenecen a este grupo de pobres invisibles, que es más del doble de las personas mayores (342,000) que califican como pobres, de acuerdo con los lineamientos de pobreza a nivel federal. Esos 342,000 ancianos pobres sí califican para recibir todo tipo de subsidios incluyendo ayuda para pagar por sus medicamentos, comida, electricidad y hasta por el teléfono.

“Muchos de nuestros adultos mayores se ven forzados a escoger entre comer, tomar sus medicamentos o pagar la renta”, dijo Imelda Padilla-Frausto, investigadora principal del estudio. “El Estado quizá esté saliendo de una recesión, pero para muchas viviendas de ancianos, la caída económica parece ser permanente”.

El estudio, que utilizó datos del American Community Survey 2009-2011 y el Índice de Ancianos 2011, reveló que en términos de números, los blancos representan más de la mitad de los ancianos en el grupo con problemas financieros (482,000). En términos de proporción, los abuelos que crían nietos, ancianos que pagan un alquiler, los Latinos, las mujeres y aquellos mayores de 75 años eran los más afectados.

Geográficamente, los investigadores descubrieron que en todos los condados, entre el 30 por ciento al 40 por ciento de los adultos mayores de 65 años que están solteros, así como el 20% al 30% de las parejas de ancianos, entran en esta categoría de pobres invisibles.

Grupos con alta proporción y poblaciones de pobres invisibles:

• Abuelos que crían nietos.  Aunque son un pequeño subgrupo de viviendas con ancianos, los abuelos que crían a nietos son un grupo particularmente vulnerable ya que ninguno de los abuelos, ni tampoco el niño pueden generar ingresos adicionales para cubrir los gastos básicos de vivienda. De las 16,000 casas en California donde los abuelos tienen la responsabilidad principal sobre sus nietos, más de la mitad (9,000) tienen ingresos menores de lo que el Índice de Ancianos define como adecuados para sus necesidades básicas. Y mas de la mitad de estos (5,000) están entre los pobres invisibles.

• Ancianos con hijos adultos. Parejas ancianas cuyos hijos adultos viven con ellos tienen seis veces mayor posibilidad de calificar para la categoría de “pobres invisibles”, según el Índice de Ancianos. De la misma manera, ancianos a cargos de hijos adultos tenían cuatro veces mayor propendida a estar entre los pobres invisibles.

“Los adultos mayores que crían nietos o que están a cargo de hijos adultos han tomado una carga financiera mayor con limitada capacidad de generar ingresos y viven al borde del precipicio”, dijo Steven P. Wallace, director asociado del UCLA Center for Health Policy Research y co-autor del reporte. “Tienen pocas opciones, y un gasto inesperado puede hacerlos caer”.

• Mujeres solas a cargo de familias: Casi 466,000 tienen ingresos menores al Índice de Ancianos, y más de la mitad de ellos (286,000) son entre los pobres invisibles.

• Ancianos solos a cargo de familias, mayores de 75 años: De las 359,000 familias con ingresos bajo el Índice de Ancianos, casi dos-tercios (224,000) están entre los pobres invisibles y no pueden cubrir sus necesidades básicas.

• Ancianos que alquilan o dueños de casas: La vivienda es uno de los mayores factores de la inseguridad económica, particularmente para los ancianos que viven solos. Casi el 70 por ciento de los ancianos que alquilan tienen ingresos menores del Índice de Ancianos y más de la mitad de ellos están entre los pobres invisibles. Entre los dueños de casas que pagan hipotecas, casi la mitad (49.7 por ciento) tienen ingresos menores al Índice de Ancianos, y en este grupo, 4 de 5 enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas.

LA ETNIA Y LA POBREZA

Al comparar la raza y la etnia, entre la población de afroamericanos ancianos en california, las parejas que lideran familias eran cinco veces más propensas a estar en el Índice Ancianos de pobres invisibles que para calificar como pobres, según el nivel de pobreza. De forma similar, las parejas de blancos eran cinco veces más propensos a estar entre los pobres invisibles que los pobres. La proporción más alta de pobres invisibles entre los ancianos que lideran familias estaban entre los afroamericanos y los Latinos (37.4 por ciento y 36.8 por ciento, respectivamente).

SOLUCIONES

Los autores han recomendado diferentes maneras de cubrir las necesidades de aquellos que viven entre el nivel de pobreza federal y el Índice de Ancianos, incluyendo: aumentar y proteger el ingreso como lo sugiere la propuesta de ley de la Asamblea AB 474 y la ley de Supplemental Security Income Restoration; elevar el nivel de elegibilidad para asistencia de vivienda y usar fondos de desarrollo para construir vivienda asequible; ayudar a los ancianos con el costo de cuidado de salud aumentando la elegibilidad al 200 por ciento del nivel de pobreza federal, comparado con 100 por ciento actual; y expandir y actualizar los beneficios alimenticios.

“Es muy claro que el nivel de ingresos es un pronosticador principal de la salud futura — a cualquier edad. Esta investigación muestra que la seguridad económica de los ancianos es un tema de equidad médica”, indicó Judy Belk, presidente y CEO de la California Wellness Foundation.

¿QUÉ PIENSA USTED?

Escriba una carta al editor. Envíe sus ideas al El Sol: 601 S. Brand Blvd. #202, San Fernando, CA 91340; correo electrónico: editor@sanfernandosun.com.