Linda, Dan y Lalo Guerrero

La audiencia que asistió al espectáculo Linda Ronstadt in Conversation con Dan Guerrero el martes 29 de Septiembre en el Valley Performing Arts Center en CSUN, estuvo de pie y le dio una sonora ovación cuando abrió la cortina. Como se prometía, pudieron ver un lado de la vida de una artista que no habían visto antes. Ella se sentó casualmente en el escenario con su amigo cercano y productor Dan Guerrero y compartió los momentos altos de su carrera, historias sobre su niñez en Tucson, Arizona, su amor por los diferentes géneros de música, en especial la música mexicana y Broadway Standards.    

“Si no pudiera cantar esa música posiblemente me enfermaría”, compartió la cantante.

Al escucharle hablar sobre su larga carrera, que aunque estuvo llena de éxitos, también era la búsqueda de llenar esa necesidad de artista para compartir la música que consideraba que no tenía mucha audiencia.

En la preparación para la velada, Guerrero dijo que quería que la gente viera el lado personal de la cantante. “El regalo de Linda es que es una artista extraordinaria muy conocida, pero también una persona extraordinaria. No hay nadie como ella”.

Al hablar, estaba claro que la descripción de Guerrero sobre ella era correcta. Ronstadt no solo es extremadamente brillante, pero siempre esta lista con algo jocoso para responder.

Aunque no se mencionó durante el show, Ronstadt está afectada con la enfermedad de Parkinson y dio su último concierto en 2009 y ya no puede cantar, así que el evento celebró su carrera a través de imágenes, audio y video. La única crítica de los presentes fue que ellos querían escuchar más muestras de su música, aunque fuera en muestras de audio, y aplaudían de forma entusiasta luego de cada una de su canción.

“Aunque no conocí a Linda hasta que ambos éramos adultos, siempre he sentido una conexión muy cercana con ella”, dijo Guerrero. “Mi padre, Lalo, y el padre de Linda, Gilbert, eran buenos amigos en nuestra ciudad de Tucson. Linda jura que recuerda a mi padre dándole serenata mientras ella estaba en pañales”.

Lalo Guerrero, un amigo cercano de la familia que es aclamado como el “Padre de la Música Chicana”, fue el primer Chicano en ser honrado con el National Media of Arts, y fue una gran influencia sobre ella.

“Para las celebraciones especiales, nos levantábamos a las dos de la mañana y se esperaba que nos sintiéramos bien acerca de eso”, dijo Ronstadt entre risas. Ella describió como fue crecer en una familia de músicos, donde todo el mundo tocaba un instrumento, a veces no muy bien, pero ella se dormía en los brazos de algún familiar rodeada de música.

Ronstadt habló con nostalgia sobre cómo fue crecer en una casa de adobe que sus padres construyeron en Tucson, “primero usando sus pies” [para hacer los ladrillos] y escuchando la radio que estaba en la ventana y tocaba todo tipo de música. “Escuchábamos estaciones de radio tan lejanas como Louisiana, así que escuché esos sonidos, y la música country de estaciones del otro lado de la frontera de México”.    

Ronstadt, como indicó Guerrero, siempre ha tenido una fuerte conexión con sus raíces mexicanas. Las fotografías de su familia servían como fondo mientras hablaba y se entrelazaban con clips de sus canciones en español junto con sus hermanos. Así que tenía sentido que al igual que su determinación para producir un álbum de “standards”, era importante para ella producir un álbum de música tradicional mexicana, pero cada vez que lo intentaba, las compañías disqueras no se mostraban entusiastas.

Sin embargo, “Canciones de mi Padre” se convirtió en el álbum de lengua foránea de mayor venta en la historia de Estados Unidos y se le da crédito a Ronstadt por ser una parte importante de elevar la música de México en este país. Ella incluyó tanto el Mariachi Vargas como Los Camperos en la grabación de sus álbumes y durante la gira que los siguió. “A mi padre le gustó mucho ese espectáculo”, dijo.

Fue entonces que Dan Guerrero, el hijo de Lalo Guerrero, conoció a Linda por primera vez.

El espectáculo tuvo un interludio musical por parte del Conjunto Hueyapan, un grupo musical dedicado a la tradición del Son Jarocho que se originó en Veracruz, México y es uno de los estilos musicales favoritos de Ronstadt.

El Conjunto Hueyapan fue fundado en 1973 por Fermín Herrera, maestro de Nahuatl en la Universidad Estatal de California Northridge.     

Thor Steingraber,  Director Ejecutivo del Valley Performing Arts Center, dijo “Cuando considero a los músicos más importantes de las últimas tres generaciones, alrededor del mundo, Linda está al tope de esa lista.  Aparte de su gama de estilo y su talento vocal exquisito, también me interesó su larga y fuerte conexión con Los Angeles. Entre ella, su debut fue aquí en el Valle, en el Palomino”.

Con ventas de más de 50 millones de discos alrededor del mundo y al menos 31 discos de oro y platino, y 10 premios Grammy, así como su inducción al Salón de la Fama del Rock and Roll y un premio de la Medalla Nacional de las Artes, Ronstadt es considerada “el artista estadounidense consumado”.

Su vida tiene mucho que contar y la conversación de la noche intentó cubrirla por completo. Mientras Linda estudiaba en la Universidad de Arizona, conoció al guitarrista Bob Kimmel. El dúo se mudó a Los Angeles, donde se les unió el guitarrista y compositor Kenny Edwards. Haciéndose llamar Stone Poneys, el grupo se convirtió en una atracción en el circuito de música folk de California, grabando su primer disco titulado “The Stone Poneys” en 1967. El segundo álbum del grupo, “Evergreen Vol. 2” incluyó la canción “Different Drum” que se posicionó entre las 20 canciones más populares de su época, la cual fue escrita por Michael Nesmith. Después de grabar otro álbum con el grupo, Linda inició una carrera por sí sola al final de 1968.

Durante los próximos 40 años, ella creó una carrera sin precedente en la historia de la música estadounidense. Entre los Eagles (la banda con la que tocaba), Jackson Browne, Crosby, Stills and Nash y otros, ella ayudó a crear el género country-rock de California, el género musical dominante en los años 70s. En el punto álgido de su carrera, con su fotografía en la portada de la revista Time, ella expandió su rama musical para incluir música de teatro, el Great American Songbook y su herencia mexicana.

Durante la porción de preguntas y respuestas al final del programa, Guerrero leyó tarjetas donde no solo había preguntas para la estrella, sino que también mensajes de agradecimiento por su música.