La cineasta de "Pacoima Stories", Crystal Jackson (segunda de la derecha), junto a su hermano Lon Grandison, su madre Alithra Louda y su hermano Lance Grandison en su casa de Pacoima.

Estoy segura que hay cientos, sino miles, que creen que Pacoima tiene una historia que contar.  

Hay un sentimiento de conexión, orgullo, logro y comunidad — pero también de desesperanza. Añado desesperanza debido a los obstáculos y desafíos de una comunidad con respecto a las pandillas y drogas, y que salió de la oscuridad para ver el sol.

Nací en Pacoima en 1960 y viví en el complejo de vivienda pública San Fernando Gardens por algunos de los primeros años de mi vida. Mi familia llegó por primera vez al Valle de San Fernando en los años 30 proveniente de Louisiana. Empezó con Lucille, la hermana de mi bisabuela, seguida por mi abuela Rosa, quien abrió el primer restaurante con dueños afroamericanos en el Valle, llamado Lee’s Restaurante sobre el bulevar Van Nuys.

Poco después, seis de los hijos de Rosa estaban aquí, viviendo en Van Nuys y North Hollywood. Cuando llegaron mi bisabuela y mi abuelo, ellos vivieron en la calle Cleon en North Hollywood. Eran buenos tiempos, pero también crueles y endemoniados; todos los familiares, tanto los de Van Nuys como North Hollywood terminaron viviendo en la esquina noreste del Valle de San Fernando, en un barrio llamado Pacoima, donde las casas eran baratas.

Latinos, japoneses, filipinos y americanos nativos descubrieron que podían vivir en lo que parecía armonía, a pesar del rampante racismo que plagaba el Valle.

Los anglosajones eran dueños de la mayoría de los terrenos y casas en Pacoima y arrendaban propiedades a muchas familias — especialmente a los japoneses que tenían prohibido ser dueños de terrenos antes y después de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando los veteranos salieron del Ejército, y con una severa escasez de vivienda en Los Angeles y el Valle de San Fernando, los constructores decidieron segregar aún más a las personas de color. Los nuevos lotes fueron nombrados en honor del afamado boxeador Joe Louis quien, junto a su familia, no tenían nada que ver con el negocio de los bienes y raíces. Esto dio pie a la ocupación afroamericana de gran parte de Pacoima entre la década de los 50s y 60s.

Mis recuerdos de Pacoima generaron el deseo de hacer un documental sobre este barrio.

Recuerdo caminar por la calle Fillmore con mi bisabuela, dirigirnos al mercado Romans, que era administrado por un hombre de nombre Gómez. En el camino parábamos en la casa de mi tía abuela para saludarla, y luego íbamos a ver a Gómez; él le ayudaba con “money orders” y le vendía este increíblemente grueso tocino que era delicioso.

Caminábamos de regreso y parábamos en la calle Herrick para visitar a más primos antes de regresar a casa. Esto no solo es un recuerdo, sino un sentimiento que quería preservar, porque sabía que mis propios hijos nunca sabrían lo que era vivir en una villa como Pacoima.

Mis padres vivían a la vuelta de la esquina uno del otro y se casaron al salir de la secundaria en 1959. Al crecer, yo tenía familiares en casi cada esquina de los terrenos conocidos como Joe Louis y San Fern. Había familiares que vivían en las calles Fillmore, Louvre, Weidner, Herrick y Montford. Eso dio pie a buenos momentos y recuerdos increíbles.

Los años 70 fueron especialmente divertidos para mi en Pacoima. La era de los partidos de football de Charles White a mediados de esa década perduran en mi. A veces su predecesor, Anthony Davis, se presentaba en los partidos de los Tigers en su auto Rolls Royce y vestimenta elegante, solo para elevar la animación. Ir de cruising por Hansen Dam, e ir a fiestas en casas hizo de Pacoima una experiencia que disfrutaré y nunca olvidaré.

Fue en el Mes de la Herencia Afroamericana en 2015 que organicé un despliegue de fotos de la historia de Pacoima y lo subí a YouTube en un intento por captar recuerdos — una pequeña historia y también para ver cómo reaccionaba la comunidad. La respuesta fue increíble. Hasta la fecha hay cerca de 7,000 vistas, con numerosos correos electrónicos, mensajes y comentarios agradeciéndome por crearlo.

Esto me impulsó a hacer este documental. Mi próximo paso fue movilizar a mis hermanos Lon y Lance, la gente que yo sabía tenía las habilidades y la experiencia para ayudarme a hacer esto una realidad.

Mi experiencia proviene de haberme graduado en periodismo en CSUN, y trabajar en proyectos de radio y televisión con mi padre cuando él era dueño de Black Awareness en televisión durante mis años 20. Siempre he tenido un amor por la escritura. Sin embargo, decidí casarme y tener hijos en vez de seguir mi carrera.

Ahora que mis hijos ya crecieron, uno de los cuales todavía vive conmigo ya que tiene Síndrome de Drown, mi pasión tanto por contar historias y la historia me llevó a hacer Pacoima Stories.

Desde el principio, esta historia tomó su propio camino. Las fuerzas de Pacoima han unido a la gente y ha traído hacia mi historias que desconocía, y aunque las hubiera conocido, no tenía idea de cómo obtenerlas. Pero empecé con aquellas personas que conocía y luego la historia empezó a llegar a mi.

Por ejemplo, recibí un correo electrónico de una persona llamada Eileen, quien resultó vivir en el área de San Francisco, como yo. Ella dijo que su madre conoció a Ritchie Valens y sería una buena persona para que yo la entrevistara. Su familia ha estado en Pacoima desde antes que la mía.

Una situación similar me pasó con Carolina Mendoza, quien me contactó sobre su abuela de 90 años, quien nació en una cochera cerca del mercado Romans en 1925. Ella tenía fotografías increíbles, y para el final de nuestra visita reclutamos a dos otros familiares que tenían historias igual de fascinantes.

Con la ayuda de la comunidad y mi familia, incluyendo mis padres de 76 años, se completó este proyecto. Fue una labor de amor en ves de búsqueda de dinero lo que creo que guió este proyecto.

El proyecto no tenía que ver con poner dinero en mi bolsillo. Era sobre Pacoima. Fue y tiene que ver con contar una historia que no aparece en los libros. Se trata de preservar la historia cultural y los varios grupos que están en riesgo de perder esta historia para siempre. Hablo de los americanos nativos, los japoneses, los mexico americanos y los afroamericanos que se han diseminado, pero que hasta cierto punto, siguen conectados a esta tierra que alguna vez fue Pacoima Village.

Espero que esta cinta se vea alrededor del mundo. Pero seré feliz si es vista por los niños de Pacoima, para que entiendan la historia de este pequeño barrio.

Mi lema es, si nosotros no contamos nuestra propia historia, ¿quién lo hará?

Este proyecto ha llevado a la creación de la Sociedad Histórica de Pacoima, una librería digital para preservar la historia de Pacoima y las áreas circunvecinas, así como establecer un museo donde desplegar esta colección. Para más detalles, visite pacoimahistoricalsociety.org.