No estaba seguro del tipo de humor con el que encontraría a Miguel González en el Estadio de Anaheim el Sábado 16 de Julio. Había lanzado ahí la noche anterior para los Chicago White Sox en contra de los Angeles, en el primer partido para ambas escuadras luego del descanso por el Juego de Estrellas. Lanzó de manera increíble, por más de seis entradas, pero su equipo se llevó una derrota de 7-0. (Los Angeles barrieron la serie de tres partidos, marcando 16 carreras en contra de 1 de los White Sox).
Pero si había algo que lo irritara, González no lo mostró. Me estrechó la mano firmemente, su manera todavía amigable al reunirse con alguien por primera vez. Dijo que tenía poco tiempo para platicar y sin embargo habló como si pudiera hacerlo por horas.
González, ahora de 32 años, todavía es alguien que se recuerda en San Fernando, donde asistió a la secundaria. Y no solo porque compró un marcador nuevo — sin buscar publicidad o esperar nada más que “gracias” de una comunidad agradecida — para el campo de béisbol de ligas menores en el Parque Pioneer donde jugó de niño.
“Miguel es un tipo de gran carácter”, expresó Armando Gómez, su entrenador en la secundaria San Fernando, después de escuchar de su generosidad.
“San Fernando siempre ha sido importante para mi. Es donde crecí, es de donde es mi familia, mis amigos”, dijo González, cuya familia proviene de Guadalajara, México. “Empecé cuando tenía 11 años. Antes de eso, mis padres no sabían mucho de eso. Llegamos de México y no había nada para los chicos. A pesar de los grande que es el béisbol — y ahora es mucho más grande con los equipos de ligas menores — antes no había nada como eso. Así que mi papá no sabe nada de eso.
“Pero yo practicaba ahí (en el parque Pioneer). Iba a practicar con mis primos y tíos en el campo, y nos divertíamos mucho. Así fue como aprendí a jugar béisbol. Una vez empecé en las Ligas Infantiles, sabía lo que era. Y se volvió algo natural para mi. Siempre es divertido dar algo a la comunidad. Y eso fue lo que hicimos”.
Su ruta a las Grandes Liga fue difícil. Firmó con los Angeles como un agente libre en 2004 y pasó tiempo en su sistema de ligas menores (así como en el campeonato de invierno en México) antes de ser tomado por Boston en 2009 en el Draft. Eventualmente pasó a Baltimore, y González hizo su debut en las Ligas Mayores en 2012. Ha tenido que reponerse de lesiones en su rodilla y su codo; necesitó cirugía para esta última, lo que le impidió jugar en 2008. Y su temporada 2015 con Baltimore se vio disminuida por lesiones y molestias en su ingle y hombro.
Los Orioles lo dejaron ir, de manera un poco inesperada, justo antes del comienzo de la temporada 2016. Después que González arregló algunos asuntos, los White Sox lo firmaron a un contrato de las Ligas Menores en Abril (por casi un 10% de los $5.1 millones que Baltimore debía pagarle esta temporada) y en junio se convirtió en parte vital de la rotación de los White Sox.
A pesar de su récord actual — 2-5 con un promedio de 4.28 carreras permitidas antes del partido de este miércoles 20 de Julio en contra de Seattle — González ha hecho una impresión favorable.
“Me gusta”, dijo Don Cooper, que ha pasado 28 temporadas con los White Sox y ha sido el entrenador de lanzadores para el equipo desde 2002. “Está preparado. Trabaja duro. Tiene experiencia. Lanza strikes con todos sus pitches.
“No es un tipo que vaya a dominar un partido gracias a su velocidad. No es un tipo que vaya saltar ante ti y te haga decir ‘wow, mira esa fastball, su curveball’. Pero su paquete completo le da la oportunidad de ponchar a gente y dominar en una manera diferente”.
El Manager Robin Ventura recordaba que González había lanzado bien en contra de Chicago. “Y creo que eso vale más que cualquier otra cosa — cómo ves a un chico cuando juegas en su contra”, dijo Ventura. “Siempre tuvo un buen control, te mantenía fuera de balance. Siempre podía maniobrar bien una curveball cuando lo necesitaba. Y estaba en el Este (de la Liga Americana), que es un división muy dura.
“Para nosotros hay estabilidad con él. Sabes qué esperar. Y eso es importante para nosotros; tienes que confiar que el chico no va a caminar a mucha gente y meterse en problemas”.
A pesar de esto, González está en una situación precaria. Su contrato es solo por esta temporada. No solo está tratando de que los White Sox lleguen a los playoffs — están muy detrás de Cleveland en la división Central de la Liga Americana, pero están cerca de Boston y Toronto por los dos espacios de “Wild Card” en la Liga Americana — está tratando de convencer a Chicago que lo retenga o que otro equipo lo tome en 2017.
Debe ser difícil que la mente no exagere cada triunfo o derrota.
“Si mantienes las cosas simple, y las mantienes en el momento, las cosas pasan por una buena razón”, dijo González. “Obviamente, tienes que hacer tu trabajo. Si no lo haces, los equipos no te querrán.
“Cada vez que salgo y lanzo, no solo estoy lanzando para el equipo. Porque nunca sabes lo que vaya a pasar — especialmente personas como yo que tenemos contrato para un año y no sabemos lo que vaya ocurrir el año próximo. Tenemos que intentar y hacer lo mejor que podemos cada vez que salimos”.
Ventura, que jugó 16 temporadas en las Grandes Ligas con cuatro equipos (incluyendo los White Sox y Dodgers) entre 1989-2004, entiende eso.
“Siempre es duro para cada jugador poder hacer eso. Y siempre es una situación difícil para enfrentar. Para él, él sabe que ya sea para nosotros o alguien más, alguien siempre está viendo”, dijo el manager.
“Es importante recordar eso; que debes hacer eso a un lado y enfocarte en lo que estás haciendo hoy. Creo que tu enfoque es un poco mejor cuando estás en un contrato de un año, solo porque es tan importante. Y no te puedes permitir dejarte llevar por pensamientos negativos como ‘lo estoy echando a perder’, o ‘necesito hacer más’ de lo que eres capaz de hacer. Para él, creo que ha hecho un gran trabajo … en mantener su enfoque. [Pero] es un chico de equipo, dispuesto a hacer cualquier cosa. Y no veo que eso vaya a cambiar, ya sea que firme un contrato con nosotros o no”.
Por ahora González simplemente se va a dedicar a su trabajo, lanzar cada vez que los White Sox le pongan la pelota en las manos. El béisbol — y la vida — lo llevará a donde lo lleve.
Pero él siempre tendrá un cariño por San Fernando.
“Seré un Tiger (la mascota de San Fernando) por el resto de mi vida”, dijo.