El duelo por el ex campeón de boxeo Bobby Chacón aún no termina. Y no es porque él fue uno de los peleadores más emocionantes de su época. Chacón era un hombre de hombres, y un atractivo para las mujeres, una persona a quien le gustaba socilizar. Quizá quería arrancarte la cabeza en el ring, pero afuera era sumamente generoso y amable.
Más que todo, Chacó, nacido en Pacoima, era un tipo del Valle como lo son Ritchie Valens, Danny Trejo, Levi Ponce y Anthony Davis. Aún cuando ganan fama a nivel nacional e internacional, son igual de felices al convertirse en íconos en sus barrios.
Así que a Chacón – quien falleció el 7 de Septiembre a los 64 años mientras estaba desahuciado por la demencia – probablemente habría disfrutado inmensamente el memorial público que le hicieron en Steven’s Steakhouse en la Ciudad de Commerce este 23 de Septiembre.
Le habría encantado estar en el salón privado repleto de famliares, ex boxeadores, y aficionados al boxeo que saboreaban toda la comida que había en el lugar. Habría estado entre aquellos que mantenían ocupadas a las meseras ordenando bebidas. Habría bailado al ritmo de las “viejitas” del grupo War y Malo, junto con las canciones movids del grupo Shane Coleman Band.
“A Bobby le habría gustado esto”, indicó Gary Ballin, un historiador del boxeo y un amigo de Chacón por mucho tiempo. “No hay duda, Bobby era un tipo fiestero. Pero le gustaba el reconocimiento. Salí con él un par de veces, de manera anónima…y aún después que ya no podía hablar podía comunicarse. Y le encantaba el reconocimiento”.
Hubo muchos reconocimientos para Chacón, que se graduó de la secundaria San Fernando y también asistió a la Universidad Estatal de California, Northridge. Era feroz e incansable, y ganó 59 de 67 peleas (con siete derrotas, un empate y 30 knockouts) en 431 rounds profesionales. Ganó el título pluma y superpluma del Concejo Mundial de Boxeo (WBC) y es parte del Salón Internacional de la Fama del Boxeo.
Se enfrentó a muchos de los mejores de su era, tanto local como internacionalmente. Una pelea de Chacón podía hacer vibrar al Olympic Auditorium de Los Angeles por los fuertes golpes que emocionaban a los aficionados que no paraban de animar al pugilista.
El pagó un caro – y quizá fatal – precio por su devoción a su profesión, y los beneficios que éste proveía.
“El pudo haber sido un boxeador defensivo. En cambio, escogió ser un hombre de guerra. Siempre decía ‘la gente quiere ver una pelea’”, dijo el legendario publicista del boxeo Bill Caplan, que le dio a Chacón su apodo: “Schoolboy” (El chico de escuela).
Bill Young Jr., el maestro de ceremonias en el evento en honor a Chacón, recordó cuando conoció al padre del boxeador por primera vez en una de sus peleas. “Parecía un buen tipo”, dijo Young.
Pero nadie conoce a los boxeadores como otro boxeador – dos combatientes que entienden y aceptan el peligro latente de absorber incontables golpes al cuerpo y la cabeza. Y esos son apenas los que ves venir.
Armando Muñoz, quien ganó el cinturón de la Federación de Boxeo de Norte América en 1971, también era un favorito en el Sur de California que peleó 23 veces en el Olympic Auditorium.
“Lo que recordaré más sobre Bobby era la fiereza que llevaba a las peleas”, dijo Munoz, de 70 años. “Nunca tuvo una pelea fácil, y tampoco sus oponentes. El llegaba a pelear. Recuerdo los momentos difíciles que tuvo con su primera esposa (Val). Y eso le pasó factura. Pero…él tuvo una buena vida, creo. Disfrutó todo lo que hizo”.
Muñoz titubeó por un segundo. “El no siempre se daba cuenta de lo que le pasó. Quizá fue mejor así. Pero siempre le gustó estar rodeado de gente”.
Danny “Little Red” López, que tuvo marca de 42-6 con 39 knockouts y quien ganó el título superpluma de la WBC en 1976, fue uno de los oponentes más memorables de Chacón. Los dos se golpearon entre sí en una pelea clásica de 1974 hasta que Chacón consiguió un knockout en el noveno round.
“Nos convertimos en muy buenos amigos”, dijo López, de 64 años, quien por estos días se mueve lentamente y habla muy bajito. “Jugamos muchos torneos de golf juntos. Cada vez que lo veía, me daba un gran abrazo”.
Paul Banke, de 52 años tuvo récord de 21-9 con tres knockouts y ganó el título Super Gallo de la WBC en 1990. Pero su carrera se cortó, en parte por ser el primer boxeador en admitir públicamente que había sido diagnosticado con SIDA en 1995, lo cual dijo se debía al uso de drogas (en ocasiones metanfetaminas) y actividad sexual poco cuidadosa. El ha estado libre de drogas desde 2010. El es un sobreviviente y un abuelo.
Banke era un admirador de Chacón.
“Era una leyenda”, dijo Banke. “Ya no hacen muchos campeones como Bobby Chacón. Muchos de estos chicos jóvenes no conocen a Bobby Chacón. [Oscar] De La Hoya fue bueno, otros peleadores fueron buenos. Bobby Chacón era un guerrero, una leyenda”.
Carlos Palomino, de 67 años, tuvo récord de 31-4-3 con 19 knockouts y fue un muy popular campeón de peso welter WBC a finales de años 70. Después del ring, él tuvo una segunda carrera como actor, y su próxima cinta, “Winter Eve” está programada para salir en 2017.
El dijo que la era del boxeo en que participó él y Chacón fue algo histórico para el Sur de California.
“Era era fue simplemente fenomenal porque había tanta competencia”, dijo Palomino, quien vive en Studio City. “En cada esquina había un tipo que posiblemente podía derrotarte. No había peleas fáciles en el Olympic Auditorium. Tenías que ganarte tu paso subir”.
Palomino vio pelear por primera vez a Chacón en 1972, después de regresar a California luego de su paso por el Ejército.
“Te enamorabas de él por su personalidad. Era un gran tipo para tener al lado: le gustaba divertirse, siempre te recibía con una gran sonrisa y un beso en tu mejilla”, dijo Palomino.
La fiesta del viernes duró por mucho tiempo y fue muy bullicioso. Un funeral público se realizó el lunes 26 de Septiembre, y los gastos funerarios fueron cubiertos por la WBC.
Los recuerdos nunca se irán.