PARTIDO DE LA SEMANA

Cuando Dennis Keyes fue contratado para ser entrenador de football en la secundaria Campbell Hall en 2014, el trabajo prometía ser un desafío interesante ya que era la primera oportunidad que Keyes estaba a cargo de un programa.

Pero Keyes enfrentaba un reto mayor que solo victorias y derrotas. También tenía que reanimar a un equipo y a un campus con los valores de jugar el deporte. El interés en el deporte había decaído de manera tan estrepitosa en 2013 que los Vikings no disputaban partidos por que no tenían suficientes jugadores.

Keyes — ahora en su tercera temporada — le ha dado la vuelta a eso. 

Los Vikings de 2016 tienen marca de 6-0 en general y 2-0 en la Liga Gold Coast-Valley de la Southern Section, antes del partido de esta semana contra su rival, la secundaria Calabasas Viewpoint este viernes 7 de Octubre. La ofensiva es explosiva, promediando 37.6 puntos por partido. La defensa ha mantenido al oponente en blanco y solo ha permitido 20 puntos en seis encuentros.

“Lo difícil era hacer que los chicos creyeran que podían jugar y ganar partidos de football”, dijo Keyes, de 31 años. “El programa estaba a  punto de colapsar. Había un sentimiento de que el football no importaba, y los chicos se habían dado cuenta de eso.

“Todo lo que hemos pedido en los últimos años es que le den una oportunidad a los chicos para que compitan, y que ellos crean en sí mismos. Ellos han aceptado eso y creen en nuestras filosofías”.

Su filosofía más importante es algo simple, dijo Keyes.

“Haz tu trabajo. Enseño eso todos los días y cada semana”, dijo el entrenador. “El football es un deporte de equipo. Siempre y cuando tú hagas tu trabajo y tus compañeros confíen en ti, ellos harán su trabajo. Si los chicos hacen el trabajo de alguien más, las cosas se echan a perder”.

El Director Deportivo Juan Velásquez estaba impresionado con la experiencia atlética y académica de Keye – haber sido jugador de fooball en la secundaria Birmingham y UCLA y se graduó de ambas escuelas, así como un breve pasaje en la NFL con los Cardenales de Arizona. Pero Keyes también mostró una presencia y presentación durante su entrevista que sobresalió entre los demás.

“El ha practicado el deporte y, sin decirle a los chicos que hacer, él les puede mostrar qué hacer. El entiende cómo comunicarse con los chicos a un nivel muy diferente de como lo hacen otros entrenadores más viejos”, dijo Velásquez.

“Esa actitud calmada de él está ahí todo el tiempo. Y sabiendo que esto no sería un proceso rápido, estaba dispuesto no solo a crecer con el programa, pero también con la escuela y la comunidad”.

Su experiencia como entrenador antes de Campbell Hall fue corta: una temporada de voluntario en Birmingham bajo el entrenador Jim Rose, y luego tres años como asistente para el entrenador Ed Croson en Chaminade.

A Croson — que también fue entrenador de Keyes cuando éste era jugador de Birmingham a principios de la década de 2000 — no le sorprende el éxito de su ex pupilo. 

“Este es un tipo con una gran fuerza mental”, dijo Croson. “Nunca fue el tipo de persona que se quejara, eso es un gran atributo en una persona. Quizá no te salgas con la tuya, pero toma el trabajo que tienes y acéptalo. Esa es la tendencia de un gran entrenador, porque no ganas todos los partidos.

“Pienso que él es un grande. Fue muy bueno para nosotros y lamento que se haya tenido que ir. Pero esta era una gran oportunidad para él”.

Para los jugadores — especialmente Antonio Brown y Jimmy Hutchins que recuerdan esos horribles momentos en 2013 — Keyes no solo revivió su deseo de competir, el restauró su fe.

“En mi primer año jugué tanto en el primer como en el segundo equipo”, dijo Brown, un wide receiver y defensive back. “Y fue un poco decepcionante darnos cuenta que estábamos cancelando partidos porque no teníamos suficientes jugadores. Creaba un poco de incertidumbre para el futuro del programa de Campbell Hall y mi propia carrera en el football”.

Hutchins, quien juega como offensive y defensive lineman, dijo que la indiferencia dentro y fuera del campus era algo difícil de aceptar.

“Recuerdo en mi segundo año, y hasta en mi primer año, la gente me preguntaba si aún había un equipo de football”, dijo Hutchins. “Al ser parte del equipo, de verdad que perderías confianza en tí mismo…nadie ni siquiera nos felicitaba en nuestros en ese tiempo, porque no sabían que jugábamos”.

Keyes pasó sus primeras dos temporadas reparando la mentalidad del equipo y elevando las expectativas del desempeño. Y no era que los Vikings jugaban horrible; terminaron con marca de 5-3 el año pasado y 6-3 en 2014. Pero es aparente que el 2016 está jugando a un nivel mucho más alto. Hasta Keyes admite que el equipo “está más adelantado” de donde pensaba que estarían esta temporada.

Keyes no está interesado en ser un show de una persona en Campbell Hall. Ha organizado un equipo de asesores tremendo: el coordinador defensivo Jarrad Page, el coordinador de pases Marcus Everett y el coordinador terrestre Chris Markey, y el line coach Kevin Brown fueron sus compañeros de equipo en UCLA. Y Luke Laolagi, entrenador de equipos especiales y de linebackers jugó con Keyes en Birmingham. 

“Cuando salí en busca de ayuda quería asegurarme de tener a tipos a mi alrededor que yo sé conocen el deporte y con quienes yo ya tenía una relación”, dijo Keyes. “Quería tipos en los que yo confiara, y así no habría egos. Crecerían conmigo y  los jugadores. Todos hemos aprendido algo de los demás.

Ahora está muy ansioso de ver cómo se desarrolla esta temporada, así como los padres, administradores y aficionados. Keyes dijo que los últimos tres partidos contra Viewpoint, Brentwood de Los Angeles  y Lancaster Paraclete serán la parte más dura de la temporada regular. Luego vienen los playoffs de la División XIII.

Pero Keyes ya resolvió un dilema — hacer el deporte algo más importante para los jugadores y la comunidad de Campbell Hall. 

Y, de cierta manera, también para Keyes.

 “(Este trabajo) revitalizó mi amor por el deporte”, dijo Keyes. “Me ha mostrado un aspecto distinto del juego. Es otra forma de competir. Yo ya no juego, pero todavía compito en todo lo que hago.

“Mi ansiedad era ¿estoy listo? Pero la parte excitante fue que este era un nuevo desafío. Ser entrenador siempre fue algo que tenía en mente porque nunca quise alejarme por completo del juego. Pero no pensé que [este nivel de éxito] ocurriría tan pronto”.