Mike Terry / El Sol

La Dra. Gina Johnson, pediatra en San Fernando, tiene una pasión por las maratones y el trabajo no lucrativo. 

La doctora Gina Johnson, una pediatra que trabaja para el San Fernando Health Center, tiene una voz melodiosa y, debido a su pequeño físico y cara sin arrugas, parece que le pedirían su identificación en cualquier bar. Pero ella no es para nada débil.

Uno no corre con regularidad en maratones – y por su cuenta Johnson ha participado en 15 de ellos, incluyendo los grandes eventos anuales en Los Ángeles, Nueva York y Boston – si es un cobarde.

Tampoco te conviertes en médico, donde haces diagnósticos y decisiones que afectan la salud de la gente y la vida de las personas.

Johnson, de 43 años, creció en Granada Hills, una de las dos hijas de Curtis, una ex microbióloga del hospital Valley Presbyterian que ahora trabaja como gerente de los Centros de Diálisis Fresenius, y Shiela, quien está jubilada. Ambos padres se graduaron de la secundaria San Fernando. Su hermana mayor, Lauree Johnson-Pittman, enseña en la secundaria Monroe.

Graduada de la secundaria LA Baptist (ahora el campus sur de Heritage Christian), Johnson hizo sus estudios de pre-medicina en Stanford, luego cursó cuatro años en la Escuela de Medicina David Geffin de UCLA, seguido de una residencia en el Hospital de Niños de Oakland.

Cuando llegó el momento de conseguir un trabajo, Johnson sabía exactamente dónde quería estar, aquí en el Valle de San Fernando.

“Yo crecí en esta comunidad. Aquí es donde quería trabajar, esto es lo que quería hacer”, dijo Johnson. “Decidí que quería entrar en la pediatría porque creo que la capacidad de influir en otra generación, y ayudar a las familias a criar a sus hijos y ser partes exitosas de la sociedad, es un honor y un privilegio”.

Ella se sumergió en el aprendizaje del español en parte al ir a Costa Rica durante su residencia, porque “si no lo hablas correctamente, la gente no confía en que entiendas lo que están diciendo”. 

Ha pasado los últimos 15 años atendiendo a niños y adolescentes en San Fernando y otras comunidades.

“Muchos de mis pacientes van a la escuela intermedia Maclay y a la secundaria San Fernando, [o] son vecinos”, dijo Johnson. “Ahora soy parte de la familia para algunos de mis pacientes. A veces estoy viendo a niños que he visto por 10-12 años. Algunos de mis pacientes eran adolescentes cuando vine a trabajar; ahora están casados y traen a sus hijos de vuelta a verme.

“Es increíble verlos volver y verlos tener éxito cuando van a la universidad y ayudar a sus padres a tomar decisiones sobre la educación y la atención médica, asegurándose de que están en forma y saludable”.

Su pasión por el atletismo

Ella comenzó a correr en la escuela secundaria como miembro del equipo de atletismo, y lo usó para “aliviar el estrés” durante sus días en la universidad y en la escuela de medicina. En 2003, un compañero de la escuela de medicina que conducía a Texas le sugirió entrenarse y correr en el Maratón de Los Ángeles 2004. Johnson convenció a su madre, que había entrenado al equipo de atletismo en la secundaria LA Baptist, para correr con ella.

Su amiga no regresó para la carrera. Pero Johnson y Shiela “se engancharon” en los maratones. Su mejor tiempo personal es de 3 horas y 13 minutos, lo que Johnson logró en 2015.

Ha trabajado con Students Run LA, incluyendo los de San Fernando, para entrenarlos y prepararlos para la Maratón de Los Angeles. “Para los niños más pequeños, puede enseñarles lecciones de vida más allá del simple correr y la aptitud física. Aprenden que se puede perseguir algo, y se puede alcanzar esa meta, incluso si se tarda semanas o meses para llegar allí”.

Johnson también se dio cuenta de que su pasión podría servir otro propósito caritativo. 

“He corrido en representación de una organización benéfica llamada Team World Vision en la Maratón de Los Angeles desde 2009, la cual proporciona agua limpia en África”, dijo Johnson. “Es una organización humanitaria cristiana. Hacen un montón de cosas diferentes, incluyendo el patrocinio de los niños. Pero en cuanto a la maratón, ella se enfoca en recaudar fondos específicamente para proporcionar agua limpia.

“Hay 10 países en África donde estamos tratando de poner fin a la crisis del agua potable. La persona promedio en esos países camina seis kilómetros (3.7 millas) a una fuente de agua sucia para proporcionar el agua para su familia. “

También es miembro del grupo de caridad NEVHC de Northeast Valley Health Corporation, que ha participado en las dos últimas carreras de Half Marathon de Santa Clarita. El equipo de 135 miembros de este año, formado por corredores, caminantes y voluntarios, recaudó $27,000 para un nuevo centro médico para Santa Clarita.

Johnson, por cierto, ha ganado la división de mujeres en los últimos dos años.

Pero ella no se detuvo allí. En mayo, Johnson, Shiela y el equipo de World Vision corrieron en la Maratón de Camaradas Ultra en Sudáfrica, una carrera de 56 millas que comenzó en el Hipódromo de Scottsville en la ciudad de Pietermaritzburg, y terminó en la ciudad de Durbin.

Los participantes tienen 12 horas – y no más – para completar la carrera.

“Mi objetivo era hacerlo en menos de nueve horas”, dijo Johnson, que terminó en ocho horas y 56 minutos, y planea participar en la carrera de 2017.

Ella planea proveer cuidado médico en el Valle por un largo tiempo. Johnson quiere seguir corriendo para siempre.

Y ella le dice a todos que ellos también pueden correr una maratón.

“Cualquiera puede hacerlo”, dijo. “Yo le digo a la gente lo mismo: un paso a la vez. Cada paso lo lleva más cerca de su objetivo. Y sigues adelante. Tengo la oportunidad de poder hablar acerca de la aptitud física, y tener la integridad de decir ‘No estoy alardeando’, esto es en realidad cómo vivo. Es bueno para mí y bueno para ti también”.