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BOGOTA, Colombia (AP) — La indignación creció este semana en Colombia a medida que se ampliaron los detalles de la violación, tortura y asesinato de una niña de siete años que apareció muerta en un apartamento de clase alta de Bogotá.

Cientos de personas se congregaron en una plaza de la capital con velas y flores blancas para pedir “justicia” en el caso. La conmoción escaló hasta el punto de reabrir el debate sobre la pena de cadena perpetua en el país.

El presunto responsable del crimen, Rafael Uribe Noguera, es un arquitecto de 38 años que la noche del domingo ingresó a una clínica del norte de Bogotá tras haber consumido cocaína. Desde ahí, decenas de personas detuvieron el tráfico en medio de una protesta que exigía que el suceso no quedara en la impunidad.

“¡Aquí está el violador, aquí está el asesino!”, gritaba una mujer.

También frente al edificio en el que el cadáver de la menor fue localizado durante la madrugada del lunes, los vecinos y otros ciudadanos se reunieron para protestar contra el abuso. “Sí a la prisión perpetua, no a la impunidad para verdugos de los niños”, decían varias pancartas.

La polémica sobre el endurecimiento de las penas por violación de menores fue iniciado en la mañana por Cristina Plazas, directora del ente público que vela por los derechos de la infancia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

La investigación del Instituto de Medicina Legal de Colombia concluyó en menos de 24 horas que la niña había muerto por asfixia y sufrió abuso sexual.

La Fiscalía aseguró que el lugar del crimen había sido alterado por “terceros” y prometió que no permitiría la obstrucción de justicia.

El martes, Noguera fue trasladado fuertemente escoltado en una tanqueta policial desde la clínica donde estaba ingresado a los juzgados para prestar declaración debido a los tumultos generados en la zona por los movimientos sociales que reclamaban justicia.

El acusado fue increpado por decenas de ciudadanos que desde el lunes por la noche se manifiestan al grito de “justicia para Yuliana” frente a la Clínica Navarra, situada en el norte de Bogotá, donde estaba ingresado “por una crisis” desde el domingo, día del crimen.

La multitud, que bloqueó una pista de la Autopista Norte, lanzó objetos contra el sospechoso y algunos intentaron agredirle con cascos de moto a pesar de estar escoltado por miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de la policía, que evitaron que pudiera ser linchado. El cuerpo de la niña será velado esta noche en una funeraria de Bogotá donde esperan la llegada del féretro decenas de personas.

La Fiscalía de Colombia dictó una orden de captura contra Uribe Noguera, por el presunto asesinato de Yuliana Andrea, que fue raptada en la puerta de su casa el domingo mientras jugaba y horas más tarde fue hallada muerta, con signos de tortura y abuso sexual. Uribe Noguera es acusado de feminicidio agravado, secuestro simple, tortura y acceso carnal violento. El arquitecto, al que hasta hace unas horas se referían por su título académico, está señalado por cometer uno de los peores crímenes contra niños de los que se tenga memoria en la historia reciente de Colombia.

Al clamor de justicia de su padre, que pide máxima condena, mientras su madre, que está embaraza se encuentra hospitalizada debido al impacto que le generó el asesinato de su hija, se ha unido la voz de los ciudadanos, sobre todo después de la revelación de la Fiscalía, que asegura que la escena del crimen donde murió la niña fue manipulada. Por lo que además de Rafael Uribe Noguera, habría otras personas involucradas.

En la casa de Yuliana piden justicia y ayuda económica para poder transportar su cuerpo al Cauca, la región de donde llegaron desplazados por la violencia.