Los últimos dos años han sido una lucha tras otra para Mireya Díaz.
En primer lugar, la mujer de 29 años perdió el techo sobre su cabeza después que la propietaria del lugar donde vivía recibió una notificación de desalojo. Ella no se dio cuenta hasta que los agentes del Sheriff se presentaron en la puerta de la casa una mañana.
“No tenía trabajo ni ningún tipo de ayuda”, recordó.
Luego se involucró en una “relación que no funcionó” y quedó embarazada.
Terminó desamparada y en un refugio con sus tres hijos: Emily, de 8 meses; Dannielle, de 3 y Bryan de 14 años de edad. El mayor se queda con la abuela durante el día; los demás en la guardería. Ellos no pueden vivir en casa de la abuela porque ya alguien alquila la sala de la vivienda.
La familia agotó su tiempo en el refugio y actualmente ella no tiene un lugar donde vivir.
Aunque trabaja en un supermercado, no le alcanza para pagar por un apartamento. Ahora cruza los dedos de que aprueben su solicitud de vivienda subsidiada este mes.
Con tantas preocupaciones, las compras de Navidad no están al tope de la lista de cosas por hacer. De hecho, no hay tales compras.
Pero la familia sí tendrá regalos este año.
El pasado sábado 17 de Diciembre, Díaz y sus tres hijos fueron recibidos en el Tienda Navideña Anual del San Fernando Valley Rescue Mission, una agencia de ayuda a los desamparados.
En el evento, los padres tuvieron la oportunidad de “comprar” para toda la familia con “dólares de copos de nieve” (la cantidad dependía del número de miembros de la familia). Los regalos fueron envueltos luego por voluntarios mientras que los niños también “compraban” regalos para sus padres, en una sala aparte. La idea es que todo el mundo tenga algo que abrir en la Navidad.
El evento se realizó en la iglesia Every Nation de Van Nuys, donde una habitación fue convertida en un verdadero taller de Santa – mesa tras mesa estaba llena de juguetes separados por edad, desde los más pequeños hasta los adolescentes. Había muñecas y pelotas, figuras de acción, legos y juegos de mesa.
También había mesas llenas de ropa, zapatos y gorros y hasta libros y otros objetos pequeños para llenar “Calcetines de Navidad”.
Todos los obsequios provienen de donativos hechos a la San Fernando Valley Rescue Mission por individuos o corporaciones.
Una tras otra, las madres – acompañadas por un ayudante de Santa – escogieron juguetes para los niños conforme a la cantidad de dólares que se les asignó.
Díaz eligió zapatos para su hijo, muñecas para su segunda hija y un juguete para la niña de 8 meses de edad. También escogió ropa.
“Pensé que (la Navidad) iba a ser tristeza, pero va a ser feliz cuando abran sus regalos”, dijo.
“Habrá sonrisas, no tristeza y la más importante es que vamos a estar juntos. Vamos a dejar todo (lo malo) atrás”, dijo la madre que espera pasar la Navidad con un familiar.
Dan felicidad y dignidad a las familias
Se beneficiaron un total de 80 familias, algunas de ellas actualmente sin hogar o que han pasado por el refugio que la San Fernando Valley Rescue Mission tiene en Northridge. Este es el cuarto año que el evento se lleva a cabo y Wade Trimmer, Director de la Misión, dijo que la idea es darle a los padres y los niños una Navidad diferente a la que podrían tener.
También es una manera diferente de dar regalos. En vez de que extraños se los den a los niños, aquí las familias obtienen un poco de dignidad dándoles la oportunidad de escoger los regalos ellos mismos.
“En lugar de una entrega de juguetes tradicionales, hemos creado una tienda donde los padres pueden tener la dignidad de presentar a sus hijos con regalos envueltos en la mañana de Navidad y ser héroes de sus hijos. Realmente no se trata de que nosotros hagamos todo, es todo acerca de ellos”, dijo Trimmer.
“Queremos darles alegría, dignidad y ese sentido de estar seguros y juntos como una familia”, agregó Trimmer.
Esa sensación de seguridad es difícil cuando tu vida se ve sacudida después de que tu marido y el padre de tus cuatro hijos – dos niños de 12 años, un niño de 8 años y otro de 16 meses de edad – es deportado a México.
Sin ingresos, Maria Moya perdió el apartamento donde vivía y ella y sus hijos terminaron en un hotel durante casi un año.
“Trabajaba sólo para pagar el hotel”, relató la madre, que trabajaba limpiando casas y en una empresa de construcción.
Ella ahora tiene su propio lugar y está trabajando en una escuela en Van Nuys.
“Son pocas horas, pero estamos tratando de salir adelante”, dijo.
Pero admitió que sus ingresos no son suficiente para cubrir extras – como regalos de Navidad.
Por eso ella estaba muy agradecida de poder elegir regalos para sus hijos en este evento.
“Esto es de gran ayuda. A veces aunque uno trabaje, no es suficiente para comprar regalos”, dijo ella.
Y es aún más difícil cuando no tienes ingresos de ningún tipo.
Es la situación que enfrenta Martha Wright, de 48 años, que llegó a la tienda con su hija de 17 años de edad.
Wright tenía un lugar en Van Nuys y trabajaba como un corredor de seguros, hasta que se vio afectada por un tumor cerebral y lupus, que la debilitó hasta el punto donde no podía trabajar.
Poco a poco, las cosas fueron empeorando.
“Las cosas se pusieron duras cuando me enfermé. Se fue el esposo, y el dinero”, dijo de tener que pagar un hotel durante un mes después de que perdiera su apartamento.
Cuando su dinero se agotó, “esperando un milagro,” ella llamó al 2-1-1 en el último día de su estancia en el hotel y la refirieron al refugio de la San Fernando Valley Rescue Mission en Northridge, donde pasó cuatro meses.
Ahora tiene un lugar en Inglewood, pero sus problemas no han desaparecido.
Aún así, dijo que poder escoger regalos para su hija y sus dos nietos “trae un poquito de alegría y sanación porque todavía soy capaz de dar algo”.
Después de seleccionar sus regalos, las familias disfrutaron de un almuerzo y entretenimiento.