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SAN SALVADOR (AP) — Presuntos pandilleros asesinaron en los últimos días algunos familiares de policías en El Salvador, lo que según expertos podría tratarse de una estrategia para golpear la moral de las autoridades de seguridad pública en el país centroamericano.

Las autoridades informaron que la noche del domingo supuestos miembros de las pandillas mataron a machetazos a José Efraín Guevara, de 75 años, mientras el hombre descansaba en su casa en una zona rural del municipio de San Emigdio, departamento La Paz, a 42 kilómetros al este de la capital. Señalaron que el anciano era padre de un agente de la Policía Nacional Civil destacado en el municipio de La Paz.

El domingo también se reportó la muerte a balazos del agricultor Miguel Ángel Rivera Benavides, de 65, en un municipio del departamento de San Miguel, a 138 kilómetros al este de la capital. El hombre, padre de un agente del departamento de investigaciones de la Policía Nacional Civil, fue acribillado por presuntos pandilleros, según las autoridades.

Esos dos casos se suman a las muertes violentas, adjudicadas en días recientes a presuntos pandilleros, de la esposa de un miembro de la seguridad del vicepresidente Óscar Ortiz y de la pareja de un agente asignado a la lucha contra el crimen organizado.

“Están atacando la mente y el corazón de los efectivos policiales y miembros de la fuerza armada”, dijo el experto en criminología Ricardo Sosa, apuntando que son “crueles asesinatos” perpetrados en zonas rurales donde viven la mayoría de familiares de los policías.

Los agentes policiales ya fueron blancos de la violencia de las pandillas o maras en años recientes. En el 2015, cuando las pandillas buscaron presionar a las autoridades para entablar una posible negociación, arreciaron los ataques contra policías, soldados y los custodios de las cárceles. Mataron ese año a 632 policías y 46 en 2016. En lo que va del presente año han asesinado a siete, según los reportes oficiales.

Ahora parecen ensañarse también con los familiares.

En abril circuló un supuesto comunicado de las pandillas con una amenaza denominada “lágrimas negras” en la que amenazaban con arreciar los ataques contra las autoridades de seguridad pública, pero las autoridades aún no han confirmado la autenticidad de ese documento.

Los asesinatos recientes tienen lugar en momentos en que las autoridades reportan una reducción de más del 50% en la tasa de homicidios, en uno de los países más violentos del mundo sin guerra y que registró 5,278 personas asesinadas en 2016, un promedio de 14.4 muertes violentas por día. Esta cifra, empero, fue inferior a la del 2015.