Durante casi dos décadas, el edificio de música de la escuela secundaria de San Fernando perteneció a Richard Gigger Jr.
“Gig”, como le llamaban cariñosamente, fue el maestro de música que dirigió la banda escolar e inspiró los talentos musicales de innumerables estudiantes.
Él era también un perfeccionista estricto, un genio musical que cortaba y reorganizaba notas y barras en canciones para que “no sonaran tan aburridas”, un amigo y pseudo padre para los miembros de la banda de la escuela, todo con la intención de empujarlos para dar lo mejor y llevarlos a un logro sin precedentes de 11 campeonatos de Banda y Drill Team (cachiporristas) consecutivos del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles de 1987-1988 a 1998-1999.
Esos elogios le valieron respeto y alabanza de sus antiguos alumnos, quienes esta semana honraron a Gig y su esposa, Ellen Kaminer-Gigger (la instructora del Drill Team por ocho de esos campeonatos) y “la Voz de San Fernando” – como es conocida – por su introducción distintiva de la banda en los partidos de football, al develar un mural y nombrar el edificio de música en la escuela como el Edificio Gigger.
Ambos eran igualmente generosos. Los estudiantes los recuerdan deteniendo las peleas de pandilleros y llevando a estudiantes a su oficina para alimentarlos y para llevarlos a sus casas.
“Él era bastante consistentemente lleno de energía”, recuerda Esaú Pérez (quien tocó el trombón en la banda entre 1993-1996) y la persona que encabezó el Comité de Tributo a Gigger.
“Él exigía lo mejor. Se movía y hablaba muy rápido. Había que prestar atención para no perder nada “, recordó Pérez de Gig, quien falleció el año pasado después de sufrir un derrame cerebral.
Shuckin’ n Jivin’
Colorido y creativo – hasta el punto de que hacía su firma en una escala de música – Gig esperaba que sus miembros de la banda se comportasen bien en todo momento, ya sea en su salón de clases tocando música o en los pasillos.
“Si alguien no se estaba comportando, él te lo hacía saber”, dijo Pérez.
“Estas shuckin’ n jivin'”, era su amonestación – en otras palabras “estás jugando y no haciendo lo que se supone que debes estar haciendo”.
“La Sra. G”, que sobrevive a su marido, era igual con el Drill Team, el coro y en las clases de piano que enseñaba en la escuela.
La pareja formó una asociación indeleble dentro y fuera de la escuela.
“Se peleaban, pero siempre lo resolvían. Eran iguales”, recordó Pérez de verlos trabajar en la coordinación de los pasos entre la banda y el Drill Team.
La idea para el tributo, dijo Pérez, vino después de que él reemplazó temporalmente a Sergio “Checo” Alonso, el actual director de la banda y maestro de mariachi en la escuela secundaria de San Fernando.
“Fue muy nostálgico y sentí que había algo que faltaba”, dijo este hombre que trabaja como maestro. “No había memoria de esos 11 campeonatos y sentí que necesitábamos hacer algo para cambiarlo”.
Campeonatos de la ciudad
Pérez fue parte de tres de esos campeonatos de la ciudad.
“The Running Tigers”, como se conocía a la banda por entrar al campo corriendo con todo y sus instrumentos, antes de tocar sets de alta energía que combinaban canciones tradicionales de banda con música de mariachi, fueron memorables.
“Él (GIG) nos decía ‘estamos en una pelea’. Los vamos a noquear”, recordó Pérez de esas competiciones. “Nuestros espectáculos estaban siempre llenos de acción”.
Aunque la banda era excepcionalmente buena, Gig nunca descansó en sus laureles y siguió empujando a los estudiantes a dar lo mejor de sí en esas actuaciones.
Muchos recuerdan las prácticas de 6:30 a.m., así como los ensayos durante el almuerzo y después de la escuela, aparte de la última clase del horario escolar regular.
Además de la música, Gig también puso toques personales en el atuendo de la banda. Él introdujo los sombreros del Mariachi para algunos de los miembros, así como sarapes – un homenaje a la herencia mexicana de la mayoría de sus estudiantes.
Gig también ponía un show personal, bailando a la música de la banda con su bata de tigre.
“Siendo un niño de Pacoima que no tenía mucho, recuerdo estar tan orgulloso de ser parte de algo especial”, dice Pérez sin poder evitar las lágrimas al recordar esas victorias.
Pero eso fue sólo parte de lo que Gig dio a sus estudiantes.
Él tenía una cuenta bancaria que llenaba con donaciones y pagos por las presentaciones de la banda y al final del año escolar, distribuiría el dinero entre todos los estudiantes que de la banda que se graduaban.
Para Pérez, eso le ayudó a cubrir la matrícula y los libros en la USC.
Gig también escribió un montón de cartas de recomendación que le dieron varias otras becas, dijo.
Mural y Edificio
Pero las nuevas generaciones de miembros de la banda, y los estudiantes de San Fernando, no conocían toda esa herencia musical y triunfos; tampoco sabían de Gig, quien dejó de dar clases en el plantel en 1999.
Así que Pérez se reunió con otros ex miembros de la banda y hechó andar el proyecto, recaudando fondos y corriendo la voz, obteniendo los permisos de la escuela y todo lo necesario para el tributo.
El resultado es un colorido mural de 55 pies de largo en la parte trasera del edificio de música que incluye un cartel por cada uno de los 11 campeonatos que ganó la banda y el Drill Team. El mural también incluye imágenes de miembros de la banda con los diferentes trajes que portaron durante esos años, un tigre rugiendo y Gig en su bata de tigre.
“Esta es una pieza de la historia de la música en el Valle de San Fernando”, dice Manny Velásquez, el muralista que donó su tiempo para trabajar en la pieza de vivos colores, adornado en la parte superior con grandes letras que nombran el inmueble como “The Gigger Building” (el Edificio Gigger).
Velásquez trabajó tres meses en el mural; estudiantes actuales y ex miembros de la banda ayudaron, algunos contando historias mientras pintaban de los triunfos de esos campeonatos y las travesuras y las lecciones que impartía Gig, tocando música a todo volumen en el fondo y el incienso ardiendo cerca.
“Se creó un ambiente positivo. Eso es lo que estamos tratando de capturar en este mural”, dijo Velásquez. “El impacto que hizo en sus estudiantes”.
Es un impacto que está claro cuando hablas con Pérez.
“(Los estudiantes) saben sobre George López y Ritchie Valens (dos de los ex alumnos más famosos de la secundaria de San Fernando), pero no saben sobre este período de tiempo en que ganamos 11 campeonatos de ciudad consecutivos. Queremos que se sientan orgullosos de que son parte de algo grande”, dijo.
También es una manera de hacerles saber sobre el hombre que los lideró a través de esa grandeza.
“Gig se dedicó a los chicos y él esperaba lo mismo”, dijo Pérez.
Parece que esos chicos aprendieron bien.