Julian Berzon

Julian Berzon es tu típico niño de 8 años. Le gusta jugar con sus compañeros de clase en la primaria Castlebay Lane de Porter Ranch, pasar tiempo con su madre, Julie, y es tímido alrededor de los extraños.

Pero en esta temporada de festividades, y cuando los niños comienzan a hacer largas listas de los juguetes que quieren, Julian en cambio hace listas de lo que dará a los demás.

Es la forma en que él y su madre dan gracias por lo que tienen y tratan de hacer del mundo un lugar mejor.

El año pasado, por su cuenta, Julian – que vive en Granada Hills – decidió que quería iniciar una recolección de juguetes.

Él y su madre fueron a una zona elegante de Santa Clarita para tocar puertas.

“Le dio un pequeño discurso a cada persona y les dejó una bolsa para que pusieran un juguete sin envolver. Siete días después un montón de gente había dejado juguetes en la bolsa”, recordó su madre.

Visitaron alrededor de 50 casas y muchas personas les dieron dos o tres juguetes nuevos en cada bolsa.

“La gente quiere dar y si consiguen un juguete para un niño, piensan ‘debería conseguir uno para una niña también”, dijo Julie.

También pidieron donaciones de amigos y familiares y al final, lograron recolectar más de 200 juguetes.

Luego vino la decisión de qué hacer con ellos.

Julie, que estudia una Maestría en Terapia Familiar y estaba planeando hacer una pasantía en el San Fernando Valley Community Mental Health Center (Centro de Salud Mental Comunitario del Valle de San Fernando Valley)  pensó que este sería un buen lugar para hacerlo.

“Hay un montón de niños allí. Pensamos que era un gran lugar para donar un juguete”, dijo Julie.

El Centro ubicado en Van Nuys es una agencia sin fines de lucro que ayuda a mejorar la salud mental de individuos y familias. Ofrece servicios a niños, adolescentes y jóvenes de edad de transición con serios trastornos emocionales, así como adultos con enfermedades mentales.

Son la primera línea de defensa para los niños maltratados o abusados, para quienes un juguete puede ser una conexión a la normalidad.

Así que Julie y su hijo dejaron los juguetes en la clínica y la agencia los envolvió y se hizo cargo de la distribución.

“Recibimos un montón de testimonios (de agradecimiento) en su boletín de noticias. Fue realmente genial”, dijo Julie de la respuesta que tuvieron.

Lo está haciendo de nuevo

Fue una respuesta tan positiva que Julian decidió hacerlo de nuevo este año.

Pero en vez de llamar a las puertas de extraños, ha estado apartando dinero de lo que le dan sus padres y lo que consigue por las tareas que realiza y lo usa para comprar los juguetes. También recibió donaciones de personas que conocen.

De vez en cuando Julian y su madre se dirigen a la tienda de 99 centavos para comprar libros, animales y osos de peluche y cualquier otra cosa que pueda pagar. Ahora tienen tres enormes cajas llenas de ellos en su casa y todavía no han terminado.

También tienen una caja en la estación de policía de North Hollywood donde reciben donativos. 

Van a llevar todo al Centro de Salud Mental una vez más en la primera semana de Diciembre, para que lleguen a los niños antes de la Navidad.

Al preguntarle por qué lo hace, Julian responde que “por caridad”, y “para hacerlos felices”.

“Para que todo el mundo puede estar en paz”, agrega.

Su madre Julie no podría estar más orgullosa.

“Es un niño increíble de 8 años. Mi hijo es un niño muy generoso y cariñoso”, dice.

Julie, que está divorciada del padre de Julian, añade que ella y su hijo “aman dar y ayudar”, algo que hacen constantemente en el templo judío al que asisten.

“Espero que él haya aprendido esto de mí”, dice sobre la generosidad del chico. “Está siendo criado de esa manera.”

Ellos esperan que esto se convierta en una tradición anual.

“Me gustaría que lo fuera. Es algo maravilloso. Es maravilloso para cualquier padre enseñar a sus hijos a dar y no sólo recibir”, dice Julie.

Ella observa que los niños de hoy tienen tantos juguetes, ropa y aparatos eléctricos, al punto que “están tan mimados”.

“Es casi demasiado”, comenta Julie, añadiendo que en vez de eso los padres deberían enseñarles “a pensar en otros, aparte de ellos mismos”.

Y contrariamente a lo que usted puede pensar, ella es la primera en decir que no son ricos.

“A mi hijo definitivamente no le falta nada”, admite Julie, antes de añadir que están agradecidos por lo que tienen – ellos mismos y salud, sobre todo.

Lo que están haciendo, dice, es simplemente tratar de “poner una sonrisa en la cara de otros niños”.

“Es muy importante inculcar tales gestos a sus hijos para hacerlos mucho más conscientes de lo que tienen versus lo que otros no tienen y creo que los padres deben ser mucho más conscientes de ello y siempre enseñar a sus hijos a ayudar, dar a los demás y asegurarse de que esos niño no pasen desapercibidos”, dice.

Y eso es exactamente lo que el Centro de Salud Mental está pidiendo a la gente que les ayude a hacer.

Ellos proveen servicios a aproximadamente 1,500 menores de todas las edades y quieren proporcionar un juguete a cada uno de ellos. Mientras que el trabajo caritativo de Julian ayuda, no cubre a todos los niños. Así que están pidiendo donaciones para ayudarlos a poner dólar por dólar de la campaña de Julian.

Y qué quiere Julian para estas festividades. Después de todo, cada niño quiere algo y él no es la excepción.

El chico que quiere ser veterinario cuando crezca no quiere un videojuego, juguetes o ropa nueva.

Acaba de recibir una pequeña tortuga y ahora quiere un cerdo miniatura.

¿Lo conseguirá? … Bueno, esa es otra historia.

Si desea ayudar al Centro a comprar juguetes para niños necesitados, visite https://movinglivesforward.org/donate