A. Garcia / El Sol

La familia de Saul Lopez.

Saúl López tenía sólo 15 años y quería ser ingeniero al crecer. Pero desafortunadamente, su vida fue interrumpida el 15 de noviembre de 2016 cuando un extraño accidente terminó con él atropellado mientras montaba su bicicleta a la escuela.

Un año y medio después de esa colisión trágica, una bicicleta “fantasma” rodeada de flores está todavía en la esquina de del Bulevar Glenoaks y la Calle Vaughn en Pacoima. Pero este no es el único recordatorio de su fallecimiento en la intersección, que ahora se designa como “Saul Lopez Square”.

Esto es un consuelo agridulce para su familia.

“Me duele que haya pasado una muerte para poder hacer más segura nuestra comunidad”, dijo su madre Ana Lucía Castillo durante la designación el pasado viernes, 9 de Febrero. “No llegaste a ser un ingeniero, pero sí llegaste a ser protagonista de lo que no llegaste a ser. 

“Hasta el infinito y el más allá. Sé que estás orgulloso de lo que has logrado”, dijo Castillo, luchando contra las lágrimas.

Un trágico accidente

López iba en su bicicleta camino a la secundaria Vaughn International Studies Academy (V.I.S.A) la mañana del 15 de Noviembre de 2016 cuando una camioneta Dodge que iba en dirección sur sobre el Bulevar Glenoaks chocó con una camioneta Chevrolet que iba hacia el este en la Calle Vaughn. El impacto envió a ambos camiones sobre el paso de peatones, golpeando a Saúl y aprisionándolo contra el suelo. Eventualmente fue liberado, pero trágicamente sucumbió a sus heridas. 

La muerte impactó a sus amigos y a la comunidad en general. Los padres de las diferentes escuelas de Vaughn rápidamente empezaron a recolectar dinero para ayudar a la familia de Saúl y a exigir medidas de seguridad en la intersección donde el adolescente murió, y también alrededor de los otros campus cercanos.

Al ser juramentada en el cargo el 1 de Julio de 2017, la Concejal Mónica Rodríguez introdujo una moción dedicando la intersección del Bulevar Glenoaks y la Calle Vaughn como “Saul Lopez Square”, su primera pieza de la legislación en su nueva posición.

El viernes pasado, con la presencia de los padres de López, sus hermanos y hermana, amigos de su escuela, y muchos padres y miembros de la comunidad, Rodríguez reveló la “Plaza de Saúl Lopez” en honor del chico de 15 años de edad.

Junto con los carteles que fueron colocados en las cuatro esquinas de la intersección, hay mejores medidas de seguridad de tránsito allí, incluyendo cruces de peatones de alta visibilidad al estilo continental, una semáforo para dar vuelta a la izquierda, y una flecha para virar a la derecha, así como carteles para “ceder el paso a los peatones”. También, hay intervalos en todas las direcciones que dan a peatones y a ciclistas entre 3-7 segundos de ventaja al entrar en una intersección. Estas nuevas medidas aumentarán la visibilidad de los peatones y ciclistas en la esquina y reforzarán su derecho de paso sobre los vehículos. 

“Este es un día agridulce”, dijo Rodríguez durante el evento celebrado “para conmemorar la vida de Saúl y crear un ambiente más seguro para nuestros hijos y nuestra comunidad”.

Señaló que la muerte de Saúl realmente “sacudió a nuestra comunidad”, que tuvo que superar esta “tragedia profundamente sin sentido”.

“Para mí, como madre, era importante evitar este tipo de tragedias en el futuro”, agregó Rodríguez.

Y las medidas de seguridad han sido implementadas desde entonces. Ahora hay guardias de cruce en la esquina donde Saúl perdió su vida y también alrededor de las diferentes escuelas Vaughn en la misma calle, que incluyen un centro primario, una primaria, una escuela intermedia y la escuela secundaria a la que asistía el joven fallecido. El año pasado, las señales de “Alto” también fueron colocadas alrededor de esos planteles después de que los padres de las escuelas presionaran fuertemente por ellos.

“Nos enojamos”, dijo Anita Zepeda, Directora Ejecutiva de Vaughn Next Century Learning Center, quien culpó su fallecimiento en la falta de medidas de seguridad en la esquina.

“Esto era algo que nunca debió haber ocurrido”, dijo.

Pero agregó que era importante que su “vida no debe ser en vano”. 

Ella aplaudió las medidas de seguridad instaladas en la esquina y pidió “que cada persona que se pone detrás del volante baje la velocidad y tenga cuidado alrededor de la escuela cuando nuestros jóvenes están cruzando la calle”.

“Sientes desesperación de quererlo abrazar”

El último año y medio no ha sido fácil para los padres de Saúl. Su padre, Leopoldo, sufre de ataques de ansiedad y depresión. 

“A él (Saúl) no le gustaba mucho la bulla, la algarabía. Él era muy tranquilo, muy centrado, como yo, y todo esto es mucho”, dijo Leopoldo, antes de añadir que se sentía “bien” acerca de todo lo que la memoria de su hijo ha significado para su vecindario.

El pilar de la familia ha sido su madre, que todavía tiene otros tres hijos que cuidar, Emmanuel, de 19 años; Melissa, de 12 y Abraham, de 5. Dos de ellos asisten a algunas de las escuelas de Vaughn. 

“Cuando pasó, la gente no te dejaba sentir ese dolor, sientes tu cuerpo anestesiado”, dijo del apoyo abrumador de la comunidad después de la muerte de su hijo. Centenares de personas, incluyendo docenas de sus compañeros de clase y estudiantes de V.I.S.A. llenaron la iglesia católica de San Fernando para su funeral.

“Cuando pasa el tiempo es que te viene el dolor”, expresó Castillo. “Sientes desesperación de quererlo abrazar, pero no puedes”.

“Ya no volvimos a ser los mismos. Mi marido tiene ataques de depresión, pero te armas de valor porque tienes que aprender a vivir con las dificultades”.

Sus amigos y compañeros de clase de la escuela también aprendieron a vivir sin Saúl, especialmente Lupe Reyes, quien lo conocía desde la escuela intermedia.

Reyes recordó que él, Saúl y otras dos chicas solían pasar el rato todos los martes e ir a un restaurante Subway cercano, donde Saúl siempre ordenaba el “chicken sub”.

También era consistente con su estilo de vestimenta.

Saúl siempre llevaba una camisa de franela que amaba, una multicolor de color naranja, rosa y azul que se le rompió varias veces y que iba en contra del código de vestimenta de la escuela, pero simplemente adoraba.

Reyes lo describió como una persona que siempre daba el “extra” en general que “vivió todos los días como si fuera su último” y “nunca se preocupó demasiado”.

Judith Velázquez, otra amiga de la escuela, lo recordó como “inolvidable”, alguien que “te hacía sonreír al instante”, y un tipo “brillante, muy inteligente”.

Ese chico inteligente, sensato, divertido y cariñoso que quería ser ingeniero y tal vez poner su nombre en grandes proyectos en toda la ciudad ya lo ha hecho.

“A él le encantaría esto”, dijo Reyes mirando los letreros que llevan el nombre de su amigo y que fueron colocados en los postes de luz en la esquina de Pacoima.