Fotos por David Jimenez

Aparte de los cantos habituales a favor de los trabajadores y los derechos civiles, la marcha de César Chávez de este año que recorrió desde Mission Hills hasta Pacoima el pasado domingo 8 de Abril estuvo marcada por el rechazo a la política migratoria de la Administración Trump.

Participantes portaban decenas de mensajes en oposición a la propuesta de construir un muro en la frontera, a favor de los inmigrantes, estudiantes DACA y en contra de las redadas migratorias en carteles, bandanas y hasta en los atuendos utilizados por los bailarines Aztecas, que suelen no inmiscuirse en la política.

Tleyotl Cuahutemoc y Alejandro Flores iban a ambos lados de la última línea de bailarines Aztecas y cada uno llevaba un letrero que leía “Alto a las Redadas”.

“Esta es una manera de intimidar a la gente para que no pidan servicios y beneficios”, dijo Cuahutemoc de los operativos migratorios. “Es una manera de mantener a nuestra gente con miedo”.

“No al muro”, leía un pañuelo y un chaleco usado por Jesús Negrete, otro de estos bailarines.

“Él (Trump) nos está tratando como criminales. Vinimos a trabajar, no a causar problemas. Sólo vinimos con esperanza y agua para sobrevivir “, expresó Negrete.

Por su parte, Flores agregó que “Estamos pidiendo que las familias no sean deportadas. Toda la comunidad sufre”.

“Lo que pasa es que el gobierno no quiere arreglar esta situación y los que terminan pagando el plato son los niños”, señaló.

Miedo en la Era Trump

En efecto. Varios estudios indicant que los hijos de padres indocumentados enfrentan un estrés añadido y la incertidumbre en medio de los continuos ataques migratorios del Presidente.

Cuatro amigas de la secundaria Bert Corona en Pacoima conocen esto de primera mano. Las jovencitas comparten algo más que sólo la edad y los problemas de los adolescentes. También comparten un sentimiento causado por una situación que está completamente fuera de sus manos y del cual no son responsables, el miedo.

Miedo porque Brenda, Leslie, Jazmin y Maria – todas de 15 años – son niñas nacidas en Estados Unidos de padres indocumentados, y desde que el Presidente Trump entró en el cargo y su Administración endureció las leyes migratorias y acrecentó la persecución de aquellos en el país sin una estatus legal, su vida familiar se ha vuelto mucho más difícil.

“No quiero perder a mis padres e ir a casa de crianza”, dice Jazmin, cuyos padres son indocumentados.

Agrega que la familia ha estado hablando sobre qué hacer si los padres son deportados.

“Me dicen que me quedaría con mis hermanas o me voy con mis padrinos”, explicó. “Están asustados.”

Leslie iría a vivir con su tío. Su madre está en el país sin estatus legal, y también lo están algunas de sus tías y tíos.

“Ella está asustada. Ella dice: ‘voy a hacer todo lo que pueda para quedarme aquí ‘”, relata Leslie de la reacción de su madre al miedo continuo que tiene sobre ser deportada. 

“Me dicen que (si son deportados), probablemente voy a ir a vivir con mi tío y continuar mi educación”, cuenta María, cuyos padres también carecen de una regulación migratoria.

El padre de Brenda, un trabajador de la construcción, ha empezado a ahorrar dinero, por si acaso. 

“Mi padre es indocumentado y no quiero que tenga más miedo”, dijo. “Ningún padre debe vivir con el temor de que algún día van a separarse de sus hijos”.

Miedos Migratorios

Y ningún adolescente debería tampoco compartir ese miedo.

Pero eso es exactamente lo que está sucediendo en los Estados Unidos hoy en día, donde hay 4.7 millones menores de edad, todos ellos ciudadanos estadounidenses, con al menos un progenitor indocumentado, según las estimaciones del 2014 por el Centro de Investigación Pew.

Estudios y encuestas recientes muestran cómo el miedo a las autoridades migratorias afecta la salud y el bienestar de los hijos de los inmigrantes y sus padres. Un estudio publicado en 2017 en Psychological Trauma: Theory, Research, Practice and Policy (Trauma psicológico: teoría, investigación, práctica y política) muestra que muchos de estos niños y adolescentes son vulnerables a una serie de problemas de salud, como ansiedad, depresión y aislamiento social, entre otros.

Otro informe de la Kaiser Family Foundation indica que tanto las familias de inmigrantes legales como las indocumentadas están experimentando niveles alarmantes de incertidumbre. Los padres que están en los Estados Unidos de manera irregular temen ser deportados y separados de sus hijos, mientras que los que están aquí legalmente se preocupan de que su estatus pueda desaparecer en un instante. La vida diaria se ha vuelto más difícil para las familias inmigrantes que, si son indocumentadas, pueden pasar largas horas detrás de sus propias puertas cerradas, dejando la casa sólo para ir a trabajar. Los padres y los doctores reportan que los niños están teniendo problemas para dormir y comer, se están retirando de sus amigos y familiares, y están sufriendo dolores de cabeza, vómitos, ataques de pánico e incluso síntomas de depresión.

Otro informe del Center for Law and Social Policy (CLASP), una organización nacional sin fines de lucro basada en Washington D.C., se basó en entrevistas con más de 100 profesionales de cuidado infantil y educación temprana en Pennsylvania, así como en California, Georgia, Illinois, Nuevo México y Carolina del norte, y señala que los niños de tan sólo 3 años temen que sus padres sean deportados.

Lucha Contra el Miedo

Pero los adolescentes como Brenda, Leslie, Jazmin y Maria están luchando con ese miedo con franqueza, como lo hicieron este pasado fin de semana durante la marcha anual de César Chávez desde Mission Hills hasta Pacoima.

Todas ellas llevaban carteles en apoyo de los inmigrantes y elevaron sus voces en alto en contra de la Administración Trump y su postura dura con los indocumentados.

“Deportar no es la respuesta. (Los indocumentados) no deben ser odiados en Estados Unidos “, dice María.

“Estoy bastante enojada. Se merecen mucho más de lo que reciben”, añade Leslie.

Es un sentimiento compartido por las cuatro chicas de la secundaria Bert Corona y resumida por Jazmin.

“Ellos (nuestros padres) sólo vinieron aquí para que sus hijos puedan tener una vida mejor y no pasar por lo que ellos pasaron”, expresó.