A. Garcia / El Sol

William, de 13 años, sufrió de acoso escolar, tanto que le obligó a trasladarse a otras escuelas.Fue uno de los adolescentes que habló sobre su experiencia durante el lanzamiento de una línea directa contra el acoso escolar en el Northridge Fashion Center el pasado sábado. La línea directa es administrada por el Centro Comunitario de Salud Mental del Valle de San Fernando.

Hace dos años, William escapó de la violencia de su país natal en Centro América y llegó a los Estados Unidos para unirse a su madre.

Pero su primer día en una escuela de Sylmar no fue lo que esperaba.

“Fui al baño y algunos niños me ofrecieron drogas”, recordó. 

Cuando rechazó la oferta, el grupo de niños bromeó y lo amenazó.

Se fue y le dijo a su madre, que se quejó de esto en la escuela. En vez de ayudar, empeoró las cosas.

Al día siguiente, los mismos cinco niños que le ofrecieron drogas antes lo estaban esperando antes de entrar a la escuela.

“Me golpearon”, dijo William, que no quería dar su apellido.

Las amenazas y los ataques se convirtieron en constantes y nadie parecía ayudarlo.

“Sentía que me odiaban y me golpearon y me atacaron”, dijo el chico de 13 años.

Eventualmente, por “su seguridad”, sus padres lo cambiaron a otra escuela en Van Nuys donde pudo terminar el séptimo grado.

Pero regresó al misma plantel de Sylmar para su octavo grado y los problemas continuaron.

Una vez más, sus padres hablaron de la cuestión y trataron de llamar la atención de los funcionarios de la escuela, pidiéndoles una transferencia para el menor, pero se las negaron.

William dejó de ir a la escuela por miedo a los ataques.

No fue hasta que él y sus padres fueron al San Fernando Valley Mental Health Community Center (Centro de Salud Mental Comunitario del Valle de San Fernando) en Van Nuys, donde un consejero contactó al miembro de la Junta del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles Kelly Gonez, quien intercedió en su nombre y la escuela aceptó la transferencia.

La experiencia de William ejemplifica el bullying (intimidación, acoso) que sufren los estudiantes en las escuelas, un problema que existe en cada campus y que es difícil de identificar, divulgar y corregir.

Muchas de las víctimas de bullying tienen miedo de decirles a sus padres y maestros lo que sufren por temor a las represalias de los matones. 

“Snitches get Stitches” (Los soplones reciben puntos de sutura) es un refrán común en muchas escuelas intermedias del área.

Según Tim Ryder, CEO del Centro de Salud Mental, el bullying – definido como acoso agresivo no deseado – es más frecuente hoy que nunca, y no sólo en las escuelas.

“El acoso está en todas partes de nuestra sociedad. Desde los pasillos más altos del poder en Washington hasta los pasillos de todas las escuelas y es hora de levantarse para detenerlo”, dijo Ryder.

Las estadísticas muestran que 1 de cada 3 estudiantes en los grados 6-12 serán víctimas de la intimidación.

Línea directa contra la intimidación

Pero los estudiantes no tienen que vivir bajo la amenaza de los bullies (matones).

El Centro de Salud Mental les está animando a levantarse contra esto y están facilitando que los alumnos lo denuncien.

El sábado pasado, el Northridge Fashion Center se convirtió en una “zona libre de intimidación”, ya que el Centro de Salud Mental inauguró una campaña anti-bullying que incluye una línea telefónica y una página web para los estudiantes que son intimidados o los padres preocupados por la intimidación. Una línea de chat está en proceso de ser diseñado y estará activa pronto.

La campaña lanzada al inicio del Mes Nacional de Prevención del Bullying lleva el lema de “Sé un héroe – levántate contra la intimidación”.  El número de la línea directa disponible las 24 horas al día, 7 días a la semana es (866) BeAHero (232-4376) y la dirección del sitio web es 866BeAHero.com. 

Hay consejeros disponibles en vivo para hablar por teléfono las 24 horas. Ellos ofrecen abogacía en persona, así como programas educativos, informativos y recursos están disponibles para estudiantes, padres y maestros.

El servicio es completamente anónimo y gratuito.

“Tu no estás solo. Nos tomamos muy en serio el acoso. Y con el lanzamiento de este programa, los niños y los padres y los maestros tienen un lugar al que recurrir si están siendo intimidados o están preocupados por la intimidación”, dijo Jennifer Calderón, Directora Adjunta de Servicios de Apoyo a la Juventud y la Familia en el centro.

Ryder, CEO del Centro, también señaló que “hay esperanza. Cuando los espectadores intervienen, el acoso se detiene en 10 segundos”. 

La línea directa, que cubre los condados de Los Angeles, Orange, Riverside y San Bernardino, espera convertirse en esa “espectadora” para poner fin al bullying.

“Esta campaña es crítica no sólo para nuestros jóvenes, sino también para todos los adultos que se preocupan por ellos”, dijo Sheila Kuehl, Supervisora del Condado de Los Angeles.

Personas que se preocupan como Ronnie Veliz, un consejero de salud mental en el centro y una de las personas listas para ayudar después de responder a esas llamadas sobre la intimidación.

El estudiante de la Universidad Estatal de California. Northridge dijo que sabe de primera mano lo que el acoso le hace a una persona.

Él compartió que era su propio padre quien lo acosaba desde la edad de 7 años debido a su orientación sexual.

“Experimenté la homofobia y la transfobia en casa”, dijo Veliz, quien se identifica como transgénero.

“Ningún niño debería avergonzarse por su género, su orientación sexual, su estatus migratorio o su color de piel”, señaló.

Es por eso que él está tratando de hacer algo al respecto, “ayudando a las familias que llaman desesperadamente en busca de ayuda” y “luchando por cada niño y familia para abogar por ellos”, como lo hizo en el caso de William.

El chico ahora asiste a una escuela que le gusta y está saliendo adelante.

Dice que finalmente se siente bienvenido en este país.