SAN PEDRO SULA, Honduras (AP) — Centenares de migrantes hondureños partieron el martes de una ciudad violenta del norte de su país para integrar una nueva caravana que pretende llegar a Estados Unidos o México, igual que una del año pasado que el mandatario Donald Trump convirtió en un candente tema político durante las elecciones estadounidenses de medio mandato.

Los primeros grupos salieron el lunes en la noche de la estación de autobuses en San Pedro Sula, donde numerosas mujeres y niños subieron a autobuses con destino a la frontera con Guatemala mientras otros emprendieron la travesía caminando o pidiendo viaje mientras llovía.

Otros partieron el martes en la mañana con intención de alcanzar a los primeros. Algunos llevaban a su niños chicos en cochecitos o andando tomados de la mano si eran un poco mayores. Como la gente no ha parado de llegar a la estación de autobuses es previsible que la caravana aumente de número de personas.

Según la prensa hondureña, las autoridades reforzaron la frontera con Guatemala para garantizar que todos lleven la documentación pertinente. Los menores deben llevar pasaportes y la autorización escrita de sus padres para dejar el país, y los padres podrían enfrentar hasta tres años de cárcel si se descubre que llevan a menores sin la documentación adecuada, dijo el ministro de Seguridad, Julián Pacheco, de acuerdo con la prensa.

Jenny Argüello, activista que defiende a los migrantes y va con la caravana, dijo que las patrullas policiales no les han impedido continuar, solo revisan las identidades.

La más reciente caravana inicia en momentos en que Trump intenta convencer a la ciudadanía estadounidense de la existencia de una “crisis” en la frontera con México para justificar la construcción de un muro entre ambos países, uno de sus antiguos compromisos. La exigencia de Trump de que se concedan miles de millones de dólares para la construcción del muro ha derivado en una inacción en el Congreso y en un cierre parcial del gobierno.

“Otra caravana numerosa se dirige hacia nuestra frontera sur desde Honduras. Díganle a Nancy y Chuck que un dron que vuele la zona no los detendrá. Solo un Muro lo hará”, tuiteó Trump el martes en referencia a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y al líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

No es la primera vez que Trump aprovecha las caravanas de migrantes para dar realce a sus posturas políticas. Antes de las elecciones de noviembre, Trump habló con frecuencia de las que se formaron en esa fecha, cuando advirtió que representaban un peligro para la seguridad nacional y desplegó soldados en activo en la frontera antes de la llegada de los migrantes. Los detractores censuraron esas medidas y las consideraron un abuso de la autoridad presidencial.

En la caravana anterior, unos 6.000 centroamericanos llegaron finalmente a la ciudad noroccidental mexicana de Tijuana, al otro lado de San Diego, California, una zona donde se extiende una amplia valla fronteriza. Debido a que las autoridades estadounidenses solo procesan varias decenas de solicitudes de asilo por día, los migrantes que apuntaron sus nombres en una lista larga enfrentan una espera de meses para que les resuelvan.

Tijuana no estaba preparada lo suficiente para atender esa ola migrante y las autoridades alojaron a la multitud en un complejo deportivo que se convirtió en un campamento lodoso por las lluvias y de malas condiciones sanitarias. Cuando la ciudad cerró el albergue, el gobierno federal rentó un antiguo lugar de conciertos al aire libre, el cual llegó a tener un máximo de más de 3.000 personas. Para el lunes, continuaban ahí menos de 700.

Las autoridades mexicanas afirman que unos 1.300 migrantes de la caravana anterior regresaron a Centroamérica, mientras que el resto permanece en México o han cruzado hacia Estados Unidos.