A. Garcia / El Sol

Durante una semana entera, miles de estudiantes se quedaron en casa mientras que una huelga de maestros de seis días casi paralizó cientos de escuelas primarias, medias y secundarias.

Entre estos alumnos estaban los hijos de Jennifer Rodríguez y su hermana, Joanna. Sus hijos, Darren y Adan, se quedaron en casa durante toda la semana.

“Lo hicimos para apoyar a los maestros”, dijo Jennifer temprano la mañana del miércoles 23 de Enero, cuando iba a dejar a los niños a la escuela primaria San Fernando.

Los pequeños se quedaron en casa en una guardería que es negocio de la familia y se las arreglaron para aprender algo.

“Todavía tenían que leer, hacer la tarea, en lugar de estar aquí y sentarse en la cafetería durante todo el día”, agregó Jennifer. 

Mientras que ella no se preocupa que los estudiantes de segundo grado hayan perdido mucha instrucción, admitió que la huelga de profesores fue un “cambio de calendario” y ritmo para un término escolar que había comenzado apenas una semana antes.

Por eso se alegró de que el Sindicato de Maestros de Los Angeles (UTLA) y el Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD) llegaron a un acuerdo y las clases se reanudaron normalmente otra vez.

“Me alegro”, dijo Jennifer. “Espero que no vuelva a suceder”.

Ese fue el mismo sentimiento compartido por Rosa Lara al llevar a su hija, Jazmin de Santiago, a la escuela intermedia San Fernando el miércoles por la mañana.

Jazim sólo asistió a la escuela el primer día de la huelga, pero dijo que se fue temprano.

“Todos estábamos en la cafetería o en la biblioteca. En cada clase, sólo había un maestro. Estábamos haciendo un poco de trabajo, pero nada realmente emocionante”, dijo.

Su madre dijo que decidió no enviarla a la escuela viendo que había poca supervisión y no mucha instrucción.

“No había nadie que los cuidara, que se hiciera cargo de ellos. Mucha gente decidió no enviarlos (sus hijos a la escuela) y se quedó fuera porque no había nadie enseñándoles”, dijo Lara.

“Me daba pendiente que estén solos”, dijo, añadiendo que estaba preocupada de que eso diera lugar a problemas y travesuras.

Mientras estaba en casa, Jazmin dijo que leyó sus libros de la escuela y trató de hacer algo de trabajo.

Pero su mamá recalcó que estaba contenta de que la huelga había terminado y los maestros regresaban a las aulas.

“De cualquier manera, ellos (los estudiantes) se atrasan” en su trabajo escolar, dijo Lara.

Acuerdo

Miles de maestros regresaron a sus salones el miércoles 23 de Enero después de seis días en huelga – la primera tal acción desde 1989 – después de que su sindicato y el LAUSD alcanzaron un nuevo acuerdo laboral en las negociaciones de maratón mediadas por el Alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti.

Esto después que “una vasta supermayoría” de los docentes votaron para aprobar el acuerdo provisional el martes. El acuerdo también requiere la aprobación formal de LAUSD, considerada una formalidad.

Los maestros de UTLA entraron en huelga el 14 de Enero, pidiendo clases con menos alumnos  y la contratación de más personal de apoyo, como enfermeras, consejeros y bibliotecarios, y un aumento salarial.   

“La huelga que nadie quería ahora está detrás de nosotros”, dijo el Superintendente de LAUSD Austin Beutner en la conferencia de prensa en el Ayuntamiento.

Pero también advirtió: “no podemos resolver 40 años de subinversión en educación pública en sólo una semana o un solo contrato. Ahora que todos los estudiantes y nuestros educadores están volviendo a la clase, tenemos que mantener nuestro enfoque y prestar atención a las soluciones a largo plazo. … La importancia de este momento es la educación pública es ahora el tema en cada hogar en nuestra comunidad. Capitalizemos esto. Vamos a arreglarlo”.

El acuerdo incluye un aumento salarial del 6 por ciento para los maestros, con un 3 por ciento retroactivo al año escolar 2017-18 y otro 3 por ciento retroactivo al 1 de julio de 2018. También incluye disposiciones para proporcionar una enfermera de tiempo completo en todas las escuelas, junto con un profesor-bibliotecario. La propuesta también exige la contratación de 17 consejeros en octubre y esboza una reducción gradual de los tamaños de las clases en los próximos tres años escolares, con reducciones adicionales para los campus de “necesidades elevadas”.