Soy producto de los que lucharon por abrir esas puertas de oportunidad. El optimismo – que caracteriza las olas de inmigrantes que han llegado aquí – corre en mi sangre. Y si el estado de nuestra nación se puede caracterizar como “fuerte”, es porque gente como mis padres y los suyos — ciudadanos o migrantes — construyeron este país.

Durante 24 años de servicio como congresista en Washington, yo conocí mucho de nuestro gran país y trabajé con tres presidentes diferentes. Y, ahora, como fiscal general, defiendo y abogo por los derechos de millones de americanos aquí en California y, por extensión, en todo los Estados Unidos.

Permítanme una observación obvia:

No hay otro país como los Estados Unidos.

El mundo nos necesita fuerte y listo. El mundo nos busca como líder y socio.

Si se cae América, todo mundo se lastima.

El estado de nuestro país decide destinos.

¿Cómo puede ser, entonces, que el estado de nuestra joven, rica, y fuerte Nación ahora es desorden, tensión, hostilidad?

¿Cómo puede ser que lo que defina el estado de nuestro país en el año 2019 es el cierre del gobierno a manos de presidente Trump? Y no sólo una vez, pero quizás una segunda vez en las próximas semanas.

¿Quién pudiera creer que el estado de nuestra Unión sea impulsado por una obsesión extravagante del presidente Trump de construir un muro en la frontera que ni los expertos quieren? El presidente ya ni repite su promesa de que México pagaría los miles de millones dólares que cuesta este muro.

Y sí todo eso no fuera suficiente para preocuparnos, ¿cómo se explica que nuestra Nación vive bajo una intensa investigación sobre la interferencia rusa en nuestras elecciones presidenciales del 2016 y sobre el papel que jugó el presidente Trump?

Criminalidad, conspiración, obstrucción de justicia — todas esas sombras oscuras siguen a Donald Trump y a su Administración.

No es sorpresa que la mayoría del pueblo aquí en los Estados Unidos piense que el país camina en la dirección equivocada. Y que cuatro de cada 10 americanos creen que este es el peor gobierno que han visto en su vida.

Esta noche era para convencernos que, de ahora en adelante, paraba el engaño y la disfunción y que empezaba la cooperación. Lo que escuchamos fue el cansado refrán de “construir muros”.

Si el presidente Trump quisiera avanzar en serio una reforma migratoria integral, incluyendo la seguridad fronteriza, los Demócratas estamos y hemos estado listos. Pero cerrar nuestro gobierno — y dejar sin empleo o pago a cientos de miles de trabajadores — no es la manera de hacerlo.

Y la idea de declarar un estado de emergencia en la frontera cuando uno no existe, para justificar robar fondos que le pertenecen a los desamparados de los incendios, inundaciones, y huracanes, para pagar por el muro no solo es inmoral, es ilegal.

Estamos listos para rechazar esta propuesta insensata, en la corte, en el momento que toque la tierra.

Con sus votos el noviembre pasado, ustedes cambiaron la composición del congreso. Los votos de los congresistas con quienes contaba el presidente, ya no los tiene. Ahora él tiene que aprender lo que es gobernar en una democracia.

Ya no puede ignorar a los Demócratas. Y por eso, no tiene su muro.

Su voto en noviembre cambió los votos en el congreso. Y eso ha cambiado la política de nuestra nación.

Ahora que ven su poder, ¿están listos para abrir nuevas puertas?

¿No les parece que ya es la hora de que nosotros en nuestro gobierno construyamos escuelas, no muros? ¡Entonces, prepárense, esas manos pueden cambiar mucho esas manos pueden cambiar con la próxima votación!

Nuestro sistema democrático premia a la participación de todos. Y con 66,000 ciudadanos Latinos cumpliendo 18 años de edad, la edad de votación, cada mes, tenemos muchas manos que premiar.

Hace dos semanas mis padres celebraron 66 años de matrimonio. Empezaron su vida juntos con sólo su fe. Todavía recuerdan los días cuando no podían cruzar las puertas de restaurantes debido a los letreros que les decían: “Los perros o mexicanos, no permitidos”.

Con los años, han recibido los premios de su labor y dedicación a su familia. No hay duda de que el “estado de la Unión” de María Teresa y Manuel Becerra es fuerte y solido.

Si les preguntamos a mis padres cuál es el estado de nuestra Nación, estoy seguro que pintarían una imagen mas real que lo que nos presento el presidente Trump esta noche. Ellos saben lo que significa trabajar duro y respetar las reglas.

Y bien que saben que para mantenernos fuertes como pueblo unido hay que trabajar juntos y mantener abiertas esas pesadas puertas para que todos nuestros hijos – como los estudiantes de C.K. McClatchy – puedan cruzar y conocer la oportunidad.

Ya sea con marchas en las calles o marchas a las urnas de votación con luchas en la corte o a través del Congreso, haremos lo que se necesita para asegurar una Unión nacional fuerte y vibrante.

Amigos, con fe y la fuerza de nuestra labor, y respetando las diversas contribuciones del pueblo americano, los Estados Unidos seguirá siendo el dueño del Sueño Americano.

Becerra es el 33er Fiscal General del Estado de California, y es el primer Latino en ocupar ese cargo. Esta es su respuesta al Discurso del Estado de la Unión del Presidente Trump.