A. Garcia / El Sol

Laura Contreras y sus dos hijos muestran su oposición al refugio de personas sin hogar de invierno a punto de abrir cerca de su casa en Pacoima.

Hace dos años, la iglesia Greater Community Missionary Baptist del 11066 de la avenida Norris en Pacoima se convirtió en un albergue de invierno para desamparados. Los problemas para el vecindario empezaron poco después, dicen los residentes.

Mientras los indigentes permanecían en el refugio por la noche, se quedaban en las calles cercanas durante el día, haciendo drogas, orinando y defecando en la calle, y teniendo sexo al aire libre, según Laura Contreras, que vive cerca.

El albergue no se abrió el año pasado, pero los vagabundos nunca se fueron. Se quedaron en la zona hostigando, robando y representando un peligro de seguridad, dicen los residentes, hasta que se quejaron de la cuestión hace un par de meses durante una reunión de la comunidad y las autoridades los quitaron.

Pero los ciudadanos que viven allí, y los que llevan a los niños a por lo menos tres escuelas primarias cercanas se preocupan de que el problema regrese.

Desde el 1 de Diciembre hasta el 28 de Febrero, el albergue está programado para abrirse una vez más, algo que preocupa a Contreras, madre de dos niños pequeños que asisten a la Escuela Primaria Chárter Pacoima, a pocas cuadras de la iglesia.

“Me siento muy insegura”, dice de la perspectiva de tener vagabundos cerca de su casa de nuevo.

“Usted no sabe lo que va a pasar cuando están drogados”, agrega. “Ellos insultan, son violento. No quiero que mis hijos vean eso”.

Contreras y decenas de otros padres y residentes, junto con niños, maestros y activistas de la comunidad, protestaron este lunes 13 de Noviembre antes y durante una reunión comunitaria en la escuela Vaughn G3 – otro plantel cercano – donde se discutirían los planes para el programa de albergue de invierno de este año en la iglesia.

Sosteniendo carteles y entre cánticos, los residentes expresaron su oposición al refugio. Dicen que abrirlo amenaza su seguridad y empeora la zona.

“No nos oponemos a los albergues”, dijo Isabel Villegas, otra residente. “Tenemos un corazón. Pero no los queremos cerca de nuestras escuelas o en nuestros vecindarios. Hay zonas industriales donde pueden ponerlos”.

Villegas criticó a la concejal Mónica Rodríguez, quien dice que no ha escuchado las quejas de los residentes sobre el tema.

Ella siente que los vagabundos están siendo arrojados en Pacoima porque “ellos piensan que las personas de aquí se van a quedar calladas”.

“Si esto fuera Calabasas, esto no estaría sucediendo”, dijo Villegas.

La concejal Rodríguez, quien estuvo presente en la reunión, indicó que hay una “crisis de desamparados” en toda la ciudad y “abordar este problema es muy importante para mí”.

Agregó que ha creado el primer grupo de trabajo sobre indigentes en el distrito, compuesto por policías, organizaciones comunitarias y residentes para ayudar a la gente a dejar las calles. Hasta la fecha, 21 personas sin hogar han encontrado vivienda a través de este grupo de trabajo.

EL ALBERGUE

Pero el hecho sigue siendo que hay mucha gente en las calles y en meses fríos de invierno las autoridades deben encontrar un lugar cálido y seguro para que duerman y encontrar uno no es fácil, dijo Ken Craft, fundador y CEO de Hope of the Valley, la organización sin fines de lucro que administra el refugio.

Él dice que ha viajado por todo el Valle de San Fernando buscando un lugar adecuado para un refugio de invierno: uno con acceso para minusválidos, con salidas de emergencia, rociadores contra incendios, y no ha sido capaz de encontrar uno. Es por eso que la iglesia sobre la avenida Norris, que cumple con todos estos criterios, es el lugar idóneo.

Pero esta vez Craft detalló nuevas medidas de “Buen Vecino” que espera reduzcan los problemas planteados en el pasado.

Entre ellos esta que los indigentes no podrán llegar al albergue a pie. Hombres y mujeres sin hogar serán recogidos en lugares designados por todo el Valle y llevados en autobús hasta el refugio. Una vez dentro, no podrán entrar y salir y habrá vallas de privacidad en los portones del lugar. También tendrán guardias de seguridad en el sitio 24/7 y habrá señales de no vagabundear a lo largo de las calles cercanas para facilitar la aplicación de la ley para hacer frente a personas que se congreguen allí.

“El objetivo es crear un entorno donde no hay vagancia, no hay allanamiento de morada y ni siquiera se vea a los indigentes”, dijo Craft ante el auditorio de la escuela repleto de personas, muchos de ellos gritando “no shelter” (no al refugio) mientras él hablaba.

Durante el día, los vagabundos serán conducidos a un sitio en Van Nuys.

También reconoció que “nadie lo quiere (un refugio para indigentes), pero debemos mostrar algo de compasión”.

“Dennos una oportunidad”, suplicó Craft a la comunidad. “Estos son seres humanos. Hace frío en el Valle”.

Chris Hicks también quiere que la gente le dé una oportunidad.

El está en un programa de vida sobria y se presentó el lunes para apoyar a los que viven en las calles.

“Las personas sin hogar deben ser bienvenidas”, dijo Hicks, quien llevaba un letrero observando que los indigentes tenían una casa antes de quedarse sin un techo.

Paul Dumont, de Community Sober Living, dijo que un refugio mejora la seguridad pública, es más barato y más eficaz en el cuidado de los indigentes.

“Una persona en las calles tiene siete veces más probabilidades de cometer un crimen”, señaló Dumont. “Están mucho más desesperados.”

Pero eso no es un consuelo para los que viven cerca del sitio.

Angela Tilghman, una maestra de kindergarten en la Escuela Primaria Chárter Pacoima que se presentó para protestar contra el plan, dijo “no nos sentimos seguros de tener un refugio tan cerca de la escuela.” “Sabemos de gente que fue atacada por personas sin hogar”.

Agregó que los vagabundos que se quedaron en la zona después de que el refugio se colocó allí solían congregarse cerca de una tienda al cruzar la calle, frente a la escuela, y muchos de los empleados del plantel simplemente dejaron de ir allí.

“Este ya es un vecindario difícil para los niños. No necesitan esto aquí”, observó Tilghman.

Los residentes dicen que no se preocupan por los desamparados que siguen las reglas y permanecen dentro del refugio, pero con los que permanecen fuera.

“No todos entran.  Algunos se quedan afuera haciendo drogas, prostitución”, dijo Hilda Ramírez. “Los niños pasan y ven todo eso”.

Al final de la reunión, muchos de los residentes expresaron su frustración por el hecho de que a pesar de sus protestas y oposición, el albergue abrirá en un par de semanas.

Pero juran seguir luchando. Villegas dijo que una protesta ya está prevista para el 1 de Diciembre, el día que el albergue está programado para abrirse.

“Esta lucha sólo está comenzando”, dijo Villegas.

Ken Craft de Hope of the Valley dijo que la gente puede informar de cualquier problema con el refugio de invierno de emergencia Pacoima llamando al (818) 687-8744.