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El lunes 15 de Mayo, un día después del Día de la Madre-una de las fechas de mayores ventas callejeras del año (se ven puestos de flores en casi todas las esquinas)-los vendedores ambulantes tomaron las calles, pero esta vez no para vender.

Los vendedores de tamales y hot dogs, de helados y las personas que viven bajo el sol y la lluvia, ofreciendo sus productos a transeúntes sacrificaron sus ingresos por un día y salieron desde temprano en la mañana en una caravana de limpieza que se extendió desde el Valle de San Fernando a los Ángeles.

Más de 100 vendedores participaron a lo largo de la caravana de limpieza para asegurar que las calles estuvieran limpias en los vecindarios de mayor venta irregular. El grupo comenzó a barrer aceras y cunetas en Panorama City, con lo cual arrancaron el esfuerzo para destacar el papel positivo que juegan en mantener las aceras limpias y seguras. Luego se trasladaron a MacArthur Park, al sur de los Ángeles y al Distrito de la Piñata en el centro de los Ángeles para hacer lo mismo.

También fue un evento para llamar la atención sobre su difícil situación, mientras que esperan escuchar de nuevo por parte de la ciudad de Los Angeles sobre una ordenanza para legalizar la venta ambulante.

“Es fácil culpar a los vendedores de la basura porque estamos en la acera, pero muchos de nosotros trabajamos muy duro para recoger después de nosotros mismos y nuestros clientes. Tenemos el poder y la voluntad de hacer un impacto positivo y estamos listos para seguir adelante con un programa de vendedores ambulantes que animará a más vendedores a ser parte de la solución”, dijo Ana Maria Gil, una vendedora del Valle de San Fernando y líder dentro de la Coalición de Ventas Ambulantes de Los Angeles (LASVC).

En Febrero, el Concejo Municipal aprobó una moción para despenalizar las ventas callejeras, pero hasta la fecha no han publicado una ordenanza que permita oficialmente a la gente vender en las aceras, dejando a estos emprendedores callejeros en el limbo.

Ignacia Cid, que vende tamales en el Valle de San Fernando fue una de las que tomaron las escobas.

“No tengo otra manera de sacar adelante a mis hijos, tengo que vender en las calles”, dijo la madre.

Cid dijo que ella ha tenido que pagar multas de hasta $500, más el tiempo pasado yendo a la corte para lidiar con la citación.

José Baltazar, que vende hot dogs en Los Angeles, dice que todavía están asustados cuando la policía aparece cerca de sus puestos.

“Te intimidan, te mueven, toman tus cosas y te dejan básicamente en las calles”, se quejó.

Mientras que los vendedores están contentos de que las acusaciones de delito menor por vender en la calle desapareció -una protección importante para las muchas personas indocumentadas temerosos de las repercusiones legales que enfrentan bajo el actual clima político-están cansados de que el Concejo Municipal retrase el tema de la legalización de la venta informal.

Los vendedores también estaban muy decepcionados al saber que en el presupuesto del Alcalde Eric Garcetti para el próximo año fiscal no aparece nada sobre un programa de ventas ambulantes.

“Hemos estado trabajando muy duro para entender lo que tenemos que hacer para asegurar que las banquetas sean accesibles y fue realmente decepcionante averiguar que el Alcalde no da prioridad a este programa. Estamos haciendo nuestra parte y necesitamos que el Alcalde y el Concejo Municipal hagan su parte”, dijo Merced Sánchez, una vendedora en el Distrito de la Piñata en el centro de Los Angeles, un área conocida como un centro de venta ambulante.

“Estamos haciendo esto para que el Alcalde, la Ciudad nos ayude. Estamos hartos de las multas que nos da la policía. Vamos a luchar hasta que consigamos la legalización para todos los vendedores”, dijo María (que no quiso dar su apellido), otra vendedora ambulante.

Carla de Paz, una organizadora de vendedores ambulantes, dijo que esperan un informe del Concejo Municipal el próximo mes que detallará el proceso de permiso de venta ambulante.