F. Castro / El Sol

Hermanos José y Giovanni Ochoa, estudiantes de la Universidad del Sur de California.

Para los hermanos José y Giovanni Ochoa, ambos estudiantes en la Universidad del Sur de California (USC), el escándalo de sobornos de admisión universitaria no es sorprendente, pero una confirmación del “injusto” proceso que enfrentan los alumnos de minorías de cuando aplican para entrar a prestigiosas universidades en comparación con compañeros acaudalados.

“(Ellos) Ya asisten a buenas escuelas y tienen todos los recursos. Ya estamos en desventaja”, señaló Jose, de 28 años, que junto con Giovanni están a punto de graduarse con una Maestría en Consejería Educativa este Mayo. Su hermana menor, Stephanie, asiste a la UCLA.

La semana pasada, el Buro Federal de Investigaciones (FBI) acusó a más de 50 personas, incluyendo a las actrices Lori Loughlin y Felicity Huffman, por supuestamente pagar enormes sumas de dinero a William “Rick” Singer, quien falsificó calificaciones y resultados de exámenes para que sus hijos ingresaran en universidades élite. 

Singer y los padres también afirmaban – falsamente – que los estudiantes practicaban deportes para ganar becas y ser admitidos en equipos de las escuelas.

Por ejemplo, Loughlin y su marido, el diseñador de moda Mossimo Giannulli, fueron liberados tras pagar una fianza de $1 millón por supuestamente pagar $500,000 a Singer para hacer que sus hijas hacían canotaje para que pudieran ser designadas como reclutas para el equipo de la USC, a pesar del hecho de que ninguna de ellas practicaba dicho deporte.

Esta semana, la USC anunció que ha congelado las cuentas de los estudiantes que pueden estar involucrados con el reciente esquema de admisión universitaria que resultó en el despido de dos empleados del Departamento Atlético de la USC.

“Esto evita que los estudiantes se registren para las clases o adquieran transcripciones mientras sus casos están siendo revisados”, dijo la Universidad en un mensaje en Twitter. “Estos estudiantes han sido notificados de que su estado está en revisión. Después de la revisión, tomaremos las medidas apropiadas relacionadas con su estado, que incluiría hasta revocar la admisión o expulsión”.

Expulsar a los alumnos es lo menos que debe hacer la Universidad, dijeron tanto José y Giovanni, que eran estudiantes atletas cuando asistieron a Los Angeles Mission College.

Ambos estuvieron en el equipo de fútbol de la escuela y trabajaban a tiempo parcial mientras asistían al colegio comunitario a tiempo completo.

“Trabajas duro esperando una beca y sacrificando mucho para ser admitido en una escuela y no es justo que estas personas sean admitidas cuando ni siquiera juegan deportes”, dice Giovanni, de 27 años.

Añade que el escándalo lo deja “frustrado y enojado”

“Hay estudiantes que trabajan arduamente y son rechazados y otros estudiantes que tienen un pase fácil”, sostiene. 

Después del Mission College, los hermanos se trasladaron a UCLA y dijeron que ser admitidos en esa escuela no fue fácil. Sus padres – inmigrantes de México – tenían poca educación y no podían ayudarles ni guiarlos en el proceso, pero tuvieron suerte de encontrar mentores que tomaron ese papel.

“Como estudiantes universitarios de primera generación tienes que aprender a navegar en la Universidad, fue difícil al principio”, admite José.

 

Etnias Falsas

Como si fuera poco, los acusados también supuestamente falsificaron la etnicidad de estudiantes y datos biográficos con el propósito de ser admitidos en las universidades, esto con tal de tomar ventaja de la acción afirmativa y otros programas que benefician a minorías.

Se suponía que la acción afirmativa ayudaría a los estudiantes de color a acceder a estas instituciones de educación superior, pero muchos expertos conservadores afirman que injustamente le roba lugares en las universidades a estudiantes blancos calificados y se los da a estudiantes minoritarios potencialmente menos calificados  sólo en base a la raza de la persona. Y argumentan que el escándalo demuestra cuán injusto puede ser el sesgo racial en las admisiones.

Pero José y Giovanni no avalan este argumento.

“La demografía muestra que hay un número bajo de nosotros que estamos esforzándonos, sacrificándonos para entrar. Eso no tiene ningún sentido para mí”, dijo Giovanni.

“La verdad es que hay un historial de mantener estas instituciones con la mayoría blanca y para las familias ricas”, añadió José.

Dicen que esta práctica de favorecer a los estudiantes blancos es una constante y algo que ven como trabajadores en Los Angeles Mission College, donde ayudan a otros alumnos que esperan transferirse a las universidades.

“Hay algunos estudiantes que ni siquiera aplican porque temen que sean rechazados porque les han dicho toda su vida que esas no son escuelas para ellos”, dijo José. “Es difícil cuando se trata de instituciones de tanto poder”.

“Usted ve a los estudiantes con un alto GPA (promedio de calificaciones) y todo el paquete y luego se les niega la entrada en la USC”, añade Giovanni.

Al preguntarles si creen que el sistema de admisión universitaria está torcido, ellos no dudan en responder afirmativamente

“Así parece”, dijo José.