Entre la algarabía, los abrazos, las lágrimas y los brazos levantados en señal de triunfo, Matt Mowry, entrenador de la secundaria chárter Birmingham Community se mantenía en silencio, buscando una cara especial entre la muchedumbre.
Luego vio a un señor de cabello canoso que era ayudado por familiares y amigos, y que usaba un bastón para caminar hacia la cancha del Estadio de los Dodges. Una vez llegó ahí, Mowry puso sus brazos alrededor del hombre – su padre, Irv Mowry – para un largo abrazo.
Los dos habían pasado por muchas dificultades en el trayecto de la temporada de béisbol 2019.
Una reflexión inmediata no habría sido posible. Sí, Mowry estaba feliz por el triunfo de su equipo 9-5 sobre la secundaria chárter Palisades de Pacific en la final de la División Open de la City Section el pasado sábado 25 de Mayo. Estaba sumamente contento por su equipo plagado de estudiantes de último año.
Pero Mowry y los Patriots han pasado por tanto en el diamante para ganar su tercer campeonato consecutivo de la City Section, como lo evidencia su registro de 20-6. Y Mowry había pasado incluso por mucho más fuera de la cancha con Irv, de 87 años, quien se está recuperando de cirugía del colon.
“Hoy es más fácil respirar”, dijo Mowry un día después. “Este fue un año largo, emocional y desgastante en todos los sentidos para mi a nivel personal y en la cancha. Definitivamente fue un año de desafíos”.
En poco tiempo les hablare de eso.
Las rachas están hechas para romperse, pero esta es una cosa que ya roza en lo ridículo. El último equipo fuera del Valle de San Fernando en ganar un campeonato de béisbol en la City Section fue la secundaria San Pedro, en 1992. Los equipos del Valle han ganado 27 títulos consecutivos, incluso con los esfuerzos de la Sección en expandir las oportunidades de campeonato a otros equipos, primero con los títulos Invitational y Small Schools, y las actuales divisiones Open y I –III.
Los equipos de la Liga West Valley han creado una esquina de dominio habiendo ganado los últimos seis títulos desde que San Fernando fue campeón en 2013.
El número que aprecia Birminham es tres. Los Patrios se convirtieron en el tercer equipo en la historia de la Ciudad en ganar tres campeonatos consecutivos, igualando lo hecho por la secundaria Fremont de Los Ángeles (1946-48), y Chatsworth (2007-09).
Pero una “tercia de campeonatos” era lo último que tenía en mente Mowry antes de que empezara la temporada en Febrero. Irv estaba muy enfermo e, incluyendo con la cirugía, estuvo hospitalizado por 20 días.
Mowry pasó 19 de esos días en el hospital, haciendo guardia.
“Iba a trabajar, a la práctica, regresaba y pasaba la noche”, dijo Mowry, el hijo menor de Irv. “Nunca me alejé de su cama en esas noches cuando estuvo en el hospital. Y estuvo en la sala de cuidados intensivos por cerca de ocho de esos días. En cierto punto sintió que había tenido suficiente y dijo que quería ir a su casa – ‘no voy a morir en el hospital’. Yo soy quien lo cuida, esa tarea recayó en mí, y dije está bien.
“Hablé con los doctores; dijeron que no había nada más médicamente hablando que podían hacer por él ahí, y que quizá era lo mejor para él. Lo llevamos a casa con cuidado de hospicio y empezó a mejorar”.
El peso de Irv había bajado a menos de 100 libras – “su peso normal es entre 140-145”, dijo Mowry –pero lentamente, poco a poco, recobró su fuerza, se rehabilitó, y logró asistir a los partidos de playoff.
El trauma en la cancha era diferente. Ser un campeón defensor por dos años consecutivos hacía de los Patriots un blanco. Y Mowry organizó un calendario tan difícil como pudo. Durante la temporada regular, el equipo nunca ganó más de tres partidos en fila.
Pero una vez que empezaron los playoffs de la División Open, Birmingham se puso las pilas. Aunque entró en la posición ocho, los Patriots –después de despachar a San Fernando en la primera ronda –sacó al primer lugar San Pedro y al cuarto lugar Poly en partidos consecutivos antes de llegar a la final.
“Nuestros chicos realmente se enfocaron cuando llegaron los playoffs, y entienden que no se trata de su éxito personal, sino del éxito del equipo”, dijo Mowry.
En el aniversario 51 de partidos de campeonatos de béisbol de la Ciudad que se jugó en el Estadio de los Dodgers, el encuentro entre los Patriots-Dolphins pasó de emoción y exasperación por siete entradas –y por más de cuatro horas.
El pitcheo en este momento de la temporada puede verse afectado por las lesiones, la inexperiencia, los bateadores enrachados o nervios en los partidos de gran envergadura. El sábado, el pitcheo estuvo muy complicado, ya que ambas escuadras se combinaron para 13 pases por bolas y seis bateadores golpeados. (Eric Rivas de Birmingham fue ponchado tres veces en su cuatro oportunidades al bate).
El total de hits para los equipos, en cambio, fue 10; los bateadores simplemente no tuvieron que esforzarse mucho para llegar a la base. Pero esto también generó drama, porque hubo casi siempre alguien en base. Birmingham solo tuvo una entrada, y Palisades dos, donde sus bateadores fueron retirados en orden.
Los Patriots le marcaron tres carreras al lanzador inicial de los Dolphins, William Coquillard, en la primera entrada, y ya tenían una ventaja de 5-0 en la cuarta entrada. Pero Palisades (26-7), en la tercera casilla, marcó cinco carreras en la parte baja de la cuarta entrada ante el lanzador inicial de los Patriots, Alex Ballesteros, para emparejar el marcador.
Es importante indicar que los Dolphins solo empataron el marcador –nunca tuvieron una ventaja. Y cuando los Patriots retomaron la delantera en la quinta entrada – como debía de ser – con las bases llenas por un base en bolas a Massai Dorsey, nunca le dejaron escapar, aunque ayudaron a su causa al aumentar tres más carreras en la sexta entrada.
También hay otras contribuciones significativas para resaltar.
El lanzador de revelo Sebastián Cueva, quien se había transferido de la secundaria Murrieta Mesa en Murrieta, no había estado en el montículo por Birmingham desde el 9 de Mayo en contra de El Camino Real. Pero fue incorporado al partido en la parte baja de la quinta entrada, después que Palisades había llenado las bases en contra de Chris Romero con un solo out. Cueva ponchó al receptor de los Dolphins, Julian Jacobson, con marca de 3-2, retiró a Jakob Nadley en un “pop fly” a primera base, y luego terminó el partido sin permitir carrera y solo un hit.
“Sabía que debía salir y lanzar strikes, y levantar a mis compañeros”, dijo Cuevas después.
La otra jugada clave vino cuando el receptor de Birmingham, Johnny Tincher, sacó a Kyle Grassl de Palisades mientras éste intentaba robarse la segunda base para terminar la parte baja de la sexta entrada. Esto acabó con el ímpetu de los Dolphins. Aparentemente Palisades no recibió el reporte sobre Tincher, quien sacó a dos “robabases” y sacó a otro corredor en la victoria de semifinal de los Patriots contra la secundaria Poly.
“Creo que no se dieron cuenta de lo que soy capaz”, dijo Tincher, quien también generó una maroma durante la celebración tras el partido. “[Grassl] dudó (después que otro jugador de los Dolphins iba corriendo hacia la tercera base). Lo vi de reojo. Cuando tire la pelota, sabía que lo tenía”.
Unos 10 minutos más tarde, Birmingham había logrado su campeonato.
“Es loco pensar en ganar tres títulos consecutivos”, dijo Tincher. “Pero logramos hacerlo”.
Mientras discutía la temporada y todo lo que fue parte de esta, Mowry recordó la pocas veces usada frade del filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “Lo que no te mata te hace más fuerte”.
Casi podías escuchar el comienzo de una sonrisa en la voz de Mowry.
“Sí, lo puedo ver. Ahora creo en eso un poco”.