Por Mey Lyn Mitteenn
Special to the San Fernando Valley Sun
En solo unos meses, la vida de una mujer del Valle de San Fernando dio un vuelco. Primero, su esposo fue deportado. Pudo regresar después de pasar dos años en México, pero la felicidad de la reunificación no duró mucho. Después de un rato, la mujer descubrió que su pareja la había infectado con VIH.
“Originalmente vino a la clínica por una razón diferente y después de ver nuestros recursos, decidió hacerse la prueba”, dice Leopoldo Cabral, director de los Servicios de VIH de El Proyecto del Barrio. Agrega que esto sucedió hace tres años, exactamente durante el tiempo en que los casos en el Valle de San Fernando, Santa Clarita y el Valle del Antílope detectaron un aumento en los casos de VIH.
Indica que, según los últimos datos, en 2018 había 3,600 personas infectadas en esa zona y más de 4,240 al cierre de 2021. Eso es un aumento del 18% en solo tres años.
Mientras tanto, las autoridades de salud indican que actualmente hay 57,700 personas que viven con VIH en el condado de Los Ángeles.
“Recientemente hemos visto un aumento [de casos] en hombres y mujeres mayores de 50 años. A veces las parejas se separan o una pareja muere y vuelven a la actividad sexual sin protección. Algunos creen que ya no es necesario porque el embarazo no es habitual a esa edad; otros nunca tuvieron relaciones sexuales, condones o anticonceptivos como parte de su conversación, especialmente en la cultura latina”, indica Cabral.
El objetivo ahora es controlar el aumento en los casos y educar a las personas sobre el VIH, un virus que ataca el sistema inmunológico del cuerpo. Uno de los lugares comprometidos con este propósito es El Proyecto del Barrio y sus cuatro clínicas en el Valle de San Fernando —ubicadas en Panorama City, Arleta, Winnetka y Northridge. “Ofrecemos pruebas rápidas a las personas de nuestra comunidad. Son gratis y no preguntamos sobre el estatus migratorio ni solicitamos un seguro de salud”, asegura Cabral.
La prueba es rápida. Solo necesita sentarse, proporcionar su nombre, número de teléfono y dirección, y extender una mano. El trabajador médico insertará una aguja pequeña en uno de sus dedos. El “piquetito” dolerá durante unos segundos y unas gotas de su sangre se colocarán en un líquido químico. Un minuto después, tendrá sus resultados.
Cabe señalar que, para detectar el virus, la prueba debe realizarse al menos dos semanas después de la exposición al VIH. “Aunque por el momento no hay cura, existen medicamentos que ayudan a prevenir, controlar y reducir la enfermedad hasta el punto de que no es transmisible”, dice Cabral.
Una de ellas se llama profilaxis preexposición (PrEP), una píldora diaria con un 99.8% de efectividad que algunas personas toman para evitar que contraigan el VIH. Cabral explica que este medicamento se recomienda a personas consideradas “de riesgo”, como trabajadoras sexuales o personas con más de una pareja. También aclara que el VIH no ocurre solo en la comunidad LGBTQ. “Se puede transmitir a través del intercambio de agujas con adictos y de madres a bebés si las mujeres no tienen atención prenatal a tiempo”.
Sin embargo, hay otra razón: la infidelidad. Cabral recordó el caso de una mujer de unos 50 años que fue a la clínica para hacerse la prueba porque sospechaba que su esposo estaba engañando. No era económicamente independiente y sin ningún otro lugar a donde ir, decidió quedarse en casa y comenzó a tomar PrEP para cuidar de sí misma y de su familia. “En la comunidad latina esta conversación es muy difícil porque el sexo sigue siendo tabú. Algunos preguntan “¿por qué me voy a hacer la prueba si solo tengo una pareja?”
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), todas las personas entre las edades de 13 y 64 años deben hacerse la prueba del VIH al menos una vez como parte de su atención médica de rutina. Diferentes organizaciones médicas están de acuerdo en que hacerse la prueba es importante para controlar el VIH a tiempo y evitar la propagación del virus en la comunidad.
El otro medicamento se llama profilaxis posterior a la exposición (PeP), que es para emergencias. Una de las trabajadoras de los servicios de VIH en El Proyecto del Barrio, Iranna Serrano, dice que hay casos en que las personas participan en actividades sexuales y tal vez el condón se rompe. Si la otra persona siente que ha estado expuesta al VIH, tiene una ventana de 72 horas para tomar PeP para reducir la posibilidad de infectarse.
Las clínicas de El Proyecto del Barrio tienen seis consejeros y dos navegadores de PrEP, que ayudan con las pruebas y brindan información sobre los medicamentos disponibles. El equipo es bilingüe y tiene una diversidad de edades para que el paciente se sienta cómodo hablando sobre este tema.
El equipo enfatizó que la educación es clave para poder reducir los casos de VIH y el estigma en torno a la enfermedad. “Hubo un joven que dio positivo y nos dijo que su madre había acomodado un juego separado de cubiertos para él en casa. Ella lo percibió como “contaminado”. Nunca esperarías que tu familia te etiquetara así. La comunidad debe saber que el VIH no se transmite al compartir platos, estrechar la mano o compartir ropa”.
“Dar positivo por VIH no es una sentencia de muerte. No es como hace años donde se necesitaba ingerir 50 pastillas para poder controlar la enfermedad. Ahora es solo una pastilla que te permitirá tener no solo una vida de calidad sino una larga”, dice el director de los servicios de VIH de El Proyecto del Barrio. Agrega que es importante comprender y educarse sobre lo que afecta a su comunidad debido a que un gran porcentaje de los casos de VIH son personas de color.
Para obtener más información sobre las pruebas y las horas de operación, llame al 1(818) 892-8630 o visite: elproyecto.us