En el Colegio Mission de Sylmar, muchos estudiantes con ese mismo sueño trabajan y asisten a clases en pos de continuar su educación superior, que los lleve a una carrera y un futuro económicamente estable.

Cuando se destapó el escándalo sobre familias ricas involucradas en engaños que involucraban sobornos y mentiras en solicitudes de admisión para ser matriculados en prestigiosas universidades, la notica cayó muy fuerte en los planteles locales.

“Cuando escuché la noticia, me revolvió el estómogado”, dijo José Luis Ramírez, profesor de Consejería y Psicología en Mission College.

Ramírez es conocido entre la comunidad estudiantil por ser un consejero dedicado, y por los últimos 30 años ha guiado a estudiantes a través de los requisitos de las admisiones académicas y ha revisado cientos de solicitudes universitarias con alumnos que esperan mejorar sus futuros.

“Lidio con estudiantes con desventajas sociales y económicas, la mayoría de los cuales han tenido que sostener un trabajo en la secundaria. Algunos de nuestros estudiantes ya son padres que trabajan para ayudar a sus padres y hermanos”, dijo Ramírez.

Él dijo que este escándalo le hace pensar sobre el número de estudiantes que se han sacrificado y trabajado duro y que pueden haber sido rechazados de manera injusta.

“Escuchar ahora que hasta usaron Photoshop [para fabricar habilidades deportivas en solicitudes cuando ni siquiera jugaban ese deporte], ¿Cómo pueden hacer esto a estudiantes que sí lo merecne?”, cuestiona.

Ramírez dijo que es difícil sentirse motivado cuando escuchas lo que el dinero puede comprar, pero planea seguir animando a sus estudiantes que talvez no reciban una carta de aceptación a segir aplicando en la primavera.

“En este momento, nuestros estudiantes esperan a ver si los aceptaron. Y para aquellos estudiantes que quizá no fueron aceptados, tengo que regresar y decirles que hicieron lo correcto – cumplieron con las reglas y dieron lo mejor de ellos y son mejores por eso. Tenemos que lidiar con esto”.

Brian Zamora, de 19 años, actualmente asiste al Colegio Mission y es uno de los estudiantes que espera saber si será aceptado a una universidad prestigiosa. Su primera elección es la Universidad Brown. Su objetivo es convertirse en un profesor universitario y conseguir un doctorado en educación y política urbana y trabajar profesionalmente en comunidades de bajos ingresos.

Zamora es el primero en su familia en ir a la universidad. Sus padres vinieron de Jalisco, México y criaron a su familia en el Valle de San Fernando; han vivido en Sylmar porr los últimos 15 años. Su padre es un jornalero y Zamora ha navegado el Colegio haciendo su propia investigación y comunicándose con otros, al igual que Ramírez, y también ha buscado apoyo y encontrado mentores en CSUN. Su familia no puede pagar un enorme cheque para darle acceso a una universidad.

“Para mí es un atropello, porque esta gente ya venía de comunidades privilegiadas, ya tenían una ventaja sobre nosotros y necesitamos trabajar el doble de fuerte para alcanzar el mismo nivel”, dijo él.

Zamora trabaja en el campus y dijo que incluso recaudar fondos para los costos de solicitud universitaria es difícil para estudiantes en el Colegio Mission.

“Como una persona que ha aplicado desde un colegio comunitario me genera mucha molestia. Cuando ellos están sobornando a autoridades de admisión que están revisando ambas de nuestras solicitudes, me hace sentir como si no tiene sentido – como si mis esfuerzos fueran inútiles, no tiene sentido para mí aplicar como una persona de color”, dijo.

“Estudiantes de bajos ingresos y estudiantes de color tienen muchos obstáculos que sobrellevar, incluso para pagar para aplicar a las universidades, eso te quita dinero de la comida y otras cosas que necesitamos.

Zamora hace referencia a la disparidad cuando no hay los mismos niveles de recursos y apoyo.

“Es una gran carga escuchar lo que ocurrió y es muy desalentador escucharlo, pero también crea motivación para mí, así que cuando puedo sobreponerme a estas barreras institucionales, será más un testamento para mí, mi familia y mi comunidad”.

Los fiscales federales dicen que al menos 50 personas tomaron parte en este engaño que involucró ya sea mentir en exámenes o sobornar a entrenadores y administradores escolares para que aceptaran estudiantes como atletas universitarios – aunque el estudiante nunca antes jugó ese deporte. También hay aseveraciones de falsificar documentos para decir que los estudiantes tenían incapacidades para que recibieran acomodaciones adicionales. Las actrices Lori Loughlin y Felicity Huffman están entre las docenas de padres que ahora enfrentan cargos federales.

Otros acusados incluyen nueve entrenadores de escuelas de élite; dos administradores SAT/ACT; un procurador de exámenes; un administrador universitario; y un CEO que admitió que quería ayudar a las familias más ricas para que sus hijos entraran a colegios de élite.

Mientras tanto, Ramírez dijo que quiere ver las estadísticas sobre el número de estudiantes cuyas familias usaron estos métodos ilegales para recibir admisión en contra de las cifras de estudiantes merecedores que son rechazados y cree que pasará mucho tiempo para revelar todo este escándalo, que ha sido descrito como “la punta del iceberg”.

“Se debe enviar un fuerte mensaje a estas familias poderosas y con influencia”, dijo Ramírez.