Los ingenieros de estructuras están acostumbrados al hormigón y al acero cuando construyen edificios y puentes. El pasado fin de semana, sin embargo, los ingenieros utilizaron materiales muy diferentes para crear sus estructuras: productos de panadería y dulces. En una competición local celebrada en Burbank, los ingenieros participaron en un reto divertido y creativo para demostrar sus habilidades -y en un caso desafortunado, sus dificultades- en el oficio.
La Asociación de Ingenieros Estructurales del Sur de California (SEAOSC) organizó un concurso para que ingenieros, tanto profesionales como estudiantes universitarios, construyeran sus propias estructuras de pan de jengibre. Cada uno de los 13 equipos tuvo meses para diseñar y practicar sus diseños, pero sólo dispuso de cinco horas para construirlos el jueves 8 de diciembre. Los equipos tenían libertad para elegir lo que querían construir, desde edificios famosos de Los Ángeles hasta estructuras icónicas de la cultura pop.

Las pequeñas estructuras iban desde réplicas del Edificio de Aulas, Laboratorios y Administración de Cal Poly Pomona, Getty Villa, el Rose Bowl, la Plaza Nakatomi de “Die Hard” y el Juzgado de Hill Valley de “Back to the Future”, con un DeLorean de pan de jengibre.

“Fue una actividad muy divertida para nuestros miembros… construir esto juntos la noche del jueves fue una experiencia muy positiva”, declaró Patricia Harburg-Petrich, Presidenta de la SEAOSC. “Fue algo muy diferente, una forma de ser creativos y de trabajar con un material diferente”.
Desafortunadamente para uno de los equipos, su estructura no aguantó hasta la inauguración de la exposición. La réplica del edificio Eastern Columbia se derrumbó parcialmente durante la noche, dejando un pequeño desastre en el suelo de la exposición. Sin embargo, fue rescatada más tarde. El Director Ejecutivo de la SEAOSC, John Bwarie, explicó que el motivo del derrumbe fue probablemente un problema de apuntalamiento interno.
Cada equipo construyó su estructura para competir en diversas categorías. Unos cuantos jueces decidieron los ganadores, y los premios se entregaron el domingo 11 de diciembre.
Los ganadores fueron:
– la casa de Once-ler de “El Lorax” al Mejor de la Exposición;
– el edificio Eastern Columbia, al más alto;
– el Taller de Certificación a la Estructura Original Más Creativa;
– la Escuela de Artes Visuales y Escénicas Ramón C. Cortines al Mejor Edificio Réplica;
– la Casita de “Encanto” a la Mejor Decoración; y
– la Estación Unión de Los Ángeles para el Premio del Presidente.
Los visitantes que acudieron a la exposición en el Burbank Town Center durante el fin de semana no sólo pudieron ver las réplicas, sino que también tuvieron la oportunidad de construir la suya propia. En la exposición se vendieron kits de pan de jengibre, así como una mesa de sacudidas para probar su integridad estructural. Además, los visitantes podían votar por su estructura favorita.
Por un donativo de $5, los visitantes recibían cinco votos que podían repartir entre sus réplicas favoritas como quisieran; las donaciones no estaban limitadas. La réplica con más votos recibiría el Premio del Público.
Al final de la exposición, el premio recayó en la réplica de LA Union Station.
Además de ser una competición entre ingenieros, la exposición también sirvió para apoyar a organizaciones sin ánimo de lucro. Cada equipo apoyó a una organización sin ánimo de lucro diferente, y todos los fondos donados a cada estructura se entregarán a su organización respectiva.
La lista de organizaciones sin ánimo de lucro incluye la Coalition for Clean Air, la Burbank Arts & Education Foundation, LA Family Housing, Home Again LA y la Association for Women in Architecture Foundation.
“Es una variedad bastante amplia, y realmente la única orientación era elegir una organización sin ánimo de lucro que te atraiga”, dijo Harburg-Petrich. Tuvimos algunas organizaciones sin ánimo de lucro que se pusieron en contacto con nosotros y nos dijeron: “Oye, ¿podemos ser una de vuestras organizaciones filantrópicas patrocinadas?” … También estamos muy entusiasmados con la idea de que el año que viene podamos apoyar a más organizaciones filantrópicas locales y devolver aún más a la comunidad”.
Harburg-Petrich afirma que cree que esta exposición se convertirá en una tradición anual y que el año que viene, tras conseguir la participación de más ingenieros, duplicará su tamaño. Espera que el acto sirva para educar al público sobre lo que hacen los ingenieros, y quizá se convierta en una forma de despertar el interés de los aspirantes a ingenieros.
“Siempre queremos inspirar a la próxima generación”, afirma Harburg-Petrich. “Creo que tanto si un niño se convierte en ingeniero en el futuro como si no, comprender la ingeniería y las STEM y tener la oportunidad de vivir esas experiencias diseñando y construyendo sus propias estructuras, creo que es una valiosa habilidad para más adelante en la vida, independientemente de lo que acaben haciendo como carrera”.