Por sexto año consecutivo, Centro México – un grupo pro-inmigrante con base en Panorama City – está colectando chamarras, suéteres y otros abrigos para distribuir entre los hombres deportados en una Posada que realizarán en Tijuana este Diciembre.
Pero no sólo están recolectando artículos para adultos. Este año, también reciben ropa para niños y alimentos para los miles de migrantes centroamericanos que se congregan en la ciudad fronteriza mexicana esperando para solicitar asilo en Estados Unidos.
“Todo ha cambiado, pero la necesidad de la gente sigue estando allí”, dijo Gloria Saucedo, Directora del Centro México. “Es una crisis humanitaria”.
Una crisis que alcanzó un cenit el pasado domingo 25 de Noviembre, cuando centenares de esos migrantes – que han llegado desde el Salvador, Guatemala y Honduras tras semanas de caminar y recorrer México – protestaron ante agentes de inmigración en el cruce fronterizo de San Ysidro, lo que llevó al cierre de ese puerto de entrada durante horas y terminó en un choque con las autoridades de Estados Unidos que les arrojaron gases lacrimógenos (los inmigrantes respondieron con piedras, dijeron algunos testigos).
“Para nosotros, que hemos venido aquí (a EEUU), entendemos la desesperación de dirigirnos a los Estados Unidos, por qué los padres arriesgarían a sus hijos”, dijo Saucedo de la caravana de migrantes.
“Vienen en busca de nuevos horizontes, incluso si tienen que aguantar todas estas consecuencias”, agregó.
Apoyos y reproches
Los grupos pro-inmigrantes han criticado fuertemente a los agentes de inmigración por disparar gases lacrimógenos a los migrantes, mientras que el Presidente Donald Trump y otros grupos anti-inmigrantes han defendido su acción, señalando que en realidad lo que los migrantes querían hacer era asaltar la frontera y tratar de cruzar ilegalmente.
Ese día, habían surgido reportes indicando que los Estados Unidos y México estaban tratando de llegar a un acuerdo donde los solicitantes de asilo permanecerían en el país vecino mientras sus peticiones son revisadas, contrario a lo que sucede ahora donde se les permite permanecer en los Estados Unidos. México negó tal acuerdo, pero los migrantes no lo creen.
“Es un acto despreciable por parte de la administración Trump y de los funcionarios de la CBP atacar a mujeres y niños indefensos disparándoles gas lacrimógeno, un agente químico. Estos son seres humanos que están llegando a un punto de desesperación porque sus demandas de asilo están siendo procesadas a un ritmo de caracol o no las están procesando”, dijo Angélica Salas, Directora Ejecutiva de la Coalición para los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA).
Sólo se permite a unas 40 personas presentar sus peticiones de asilo diariamente en la frontera, e incluso antes de que llegara la caravana de migrantes, ya había un atraso de meses.
El lunes, la Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen, escribió en Facebook que se trataba de un acto de autodefensa por parte de los agentes de inmigración.
“En primer lugar, la violencia que vimos en la frontera era totalmente predecible. Esta caravana, a diferencia de las caravanas anteriores, ya había entrado #Mexico violentamente y atacó a la policía fronteriza en otros dos países. Me niego a creer que alguien honestamente sostiene que atacar a los agentes de la ley con piedras y proyectiles es aceptable. Es chocante que tenga que explicar esto, pero los oficiales pueden ser gravemente o fatalmente heridos en tales ataques. La autodefensa no es discutible para la mayoría de los estadounidenses respetuosos de la ley”, señaló.
“En segundo lugar, la caravana es mucho más grande y más organizada que las anteriores. Hay 8,500 miembros de caravanas en Tijuana y Mexicali. Hay informes de caravanas adicionales en camino”, continuó. “En tercer lugar, la abrumadora mayoría de estas personas no son elegibles para el asilo en los Estados Unidos bajo nuestras leyes. Históricamente, menos del 10% de los que reclaman asilo de #Guatemala, #Honduras y #ElSalvador son encontrados elegibles por un juez federal. 90% no son elegibles. La mayoría de estos migrantes están buscando empleo o unirse a familiares que ya están en los Estados Unidos”.
Mientras tanto, el Alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastelum, ha declarado una crisis humanitaria internacional y criticó al gobierno federal mexicano por permitir que los migrantes se concentraran en la ciudad.
Tijuana, una extensa ciudad fronteriza de aproximadamente 1.6 millones de personas, ha sido durante mucho tiempo un punto de ruta para que los migrantes entren a los Estados Unidos y un punto de reunión para aquellos que son deportados. Cientos ya llenaban los refugios de inmigrantes allí. La llegada de miles de nuevos inmigrantes ha puesto una carga extra en una situación ya calamitosa.
Casi todos los emigrantes de la caravana están siendo albergados en el Centro Deportivo Benito Juárez de Tijuana. Los funcionarios dicen que el centro, que ya está por encima de la capacidad, no puede recibir a más migrantes mientras mantiene aún condiciones mínimas de seguridad y salubridad.
Residentes de Tijuana afectados
La situación es obviamente pesada para los residentes de Tijuana, que ya habían protestado y criticado la caravana antes. El domingo, los integrantes de la caravana y las personas que venden alimentos y otros artículos en el cruce fronterizo de San Ysidro también entraron en riñas mientras el puerto de entrada estaba cerrado durante varias horas, lo que impidió a los comerciantes vender sus productos.
Y luego están los que cruzan la frontera todos los días para trabajar.
El San Fernando Valley Sun/El Sol habló por teléfono con “Tavo”, un residente de Tijuana que todos los días cruza desde su casa en Tijuana a su trabajo en San Diego.
“Ahora me toma más tiempo para cruzar. Si antes esperaba una hora, ahora está tomando dos e incluso tres horas para cruzar y cuando ellos (los agentes de inmigración) hacen sus simulacros el puerto de entrada está cerrado por hasta 30 minutos”, dice este hombre que caminan de un país a otro para tomar un tranvía que lo lleve a su empleo.
“El domingo no trabajé porque cerraron la frontera y abrieron cinco horas más tarde. Me afecta a mí y a mucha gente que trabaja aquí en San Diego, y a los turistas y los comerciantes en la frontera”, dijo, claramente frustrado.
Este sábado 1 de Diciembre México tendrá un nuevo gobierno y la esperanza es que estabilice la situación, que actualmente cambia diariamente.