Tiroteos Dejan Estela de Muerte y Dolor en el Valle de San Fernando

Cuando Pauline Gaitán escuchó dos “bangs” temprano la mañana del Domingo 24 de Agosto, ella pensó que se trataba de cuetes que reventaban frente a su casa. Pero luego escuchó tres “bangs” más y salió a ver lo que ocurría en su cuadra.

Frente a su casa, una camioneta Toyota Sequoia color gris tenía los vidrios rotos en la ventana trasera del lado del conductor y ella escuchó a una mujer gritando dentro del auto. Luego vio hacia la banqueta al lado del automóvil.

“El papá estaba ahí en la banqueta, boca abajo en la banqueta y el hijo le estaba diciendo, ‘papá, levántate'”, recordó Gaitán. “El tenía mucha sangre. Yo no sabía que había alguien muerto adentro (del auto)”.

Gaitán también vio una camioneta SUV color cafe claro pasar frente a ella y luego acelerar al llegar a la esquina de la cuadra.

“Fue algo pavoroso”, dijo Gaitán, quien acababa de ser testigo del tiroteo ocurrido en la cuadra 1400 de la calle Celis en la ciudad de San Fernando que cobró la vida de Mariana Franco, de 23 años, quien iba con su familia a la iglesia católica Santa Rosa, donde sus padre, José y Beatriz Franco, eran ministros de eucaristía. Una chica y un chico de 14 años, que también iban en el vehículo, resultaron ilesos.

Varios parroquianos de la iglesia Santa Rosa se presentaron al lugar esa misma mañana, incluyendo a Isabel Rodríguez, quien dijo que los Franco habían sido padrinos de su boda en esa iglesia.

“Ellos eran muy apegados en la iglesia”, dijo Rodríguez. “Esto es puro vandalismo, de gente que nada más anda pensando cosas malas, y pas, pas, cualquiera está en peligro”.

En un giro irónico, el ataque contra los Franco se dio casi enfrente de una casa donde solían habitar, dijo Al (otro vecino que no quiso dar su apellido).

“Yo los veía pasar todo el tiempo (cuando iban a la iglesia)”, dijo.

Según la policía, los Franco fueron atacados después que se hicieron a un lado para dejar pasar al auto que venía tras de ellos.

“Un auto estaba conduciendo de forma errática detrás de ellos. Ellos pensaron que el conductor estaba borracho y decidieron hacerse a un lado. El auto se paró junto al de ellos y alguien empezó a disparar”, describió Robert Parks, jefe del Departamento de Policía de San Fernando.

SERIE DE TIROTEOS

Ese tiroteo del que fue testigo Gaitán, ocurrió a las 5:50 a.m. y fue el primero de tres balaceras en menos de una hora ocurridas en San Fernando, Sylmar y Pacoima. 

Alrededor de las 6:20 a.m., un hombre de entre 25 y 35 años fue abatido a tiros en el Centro de Recreación Sylmar, donde la Policía dijo estaba recogiendo objetos reciclables. Su cuerpo yacía sobre el piso al lado de las canchas de baloncesto, cubierto por una sábana blanca, el domingo por la mañana.

Y alrededor de las 6:45 a.m., Gloria Tobar de 59 años, fue muerta a tiros dentro de su auto cuando esperaba a alguien sobre la calle Filmore, cerca de la esquina con el bulevar Glenoaks en Pacoima. Ella se dirigía a la iglesia católica Ángel Guardián, donde también era ministra de eucaristía.

“Ella era una mujer apegada a Dios”, dijo Lupe Flores, sobrina de Tobar, quien se presentó al lugar del tiroteo, donde sábanas blancas cubrían la ventana trasera y delantera del auto Toyota Camry en que viajaba Tobar.

“La gente la esperaba en la iglesia y ella nunca llegó”, dijo Flores.

Tobar era madre de tres hijos y tenía seis nietos, relató Flores, quien estaba confundida, como el resto del mundo, sobre la racha de tiroteos ocurridos en el Valle de San Fernando el Domingo por la mañana.

“No sabemos lo que está pasando”, dijo.

PERSONA DE INTERÉS 

Para la tarde del Domingo, el Sgto. Frank Preciado del Departamento de Policía de Los Ángeles, confirmó que los tres tiroteos eran obra de las mismas personas viajando en el mismo vehículo y se mostró preocupado por los acontecimientos.

“Es una amenaza pública mayor”, dijo Preciado, pero indicó que los tiroteos “parecen ser al azar”.

Esa misma noche, agentes del SWAT y del LAPD, se presentaron a una casa en Sylmar donde un hombre se atrincheró por cerca de una hora.

El lunes, las autoridades identificaron a Alexander Hernández, de 34 años, como una “persona de interés” en la serie de tiroteos y el martes fue acusado de asesinato e intento de asesinato en relación con otros tiroteos ocurridos en Pacoima y West Hollywood.

Hernández fue detenido en una casa de la cuadra 13700 de la calle Kismet y está tras las rejas con una fianza de 1 millón de dólares. Pistas recabadas por los investigadores, incluyendo la descripción del auto que presuntamente se utilizó en los tiroteos, llevó a la policía a la casa de Hernández. 

Los cargos de crueldad animal llegan luego que el hombre disparó y mató a dos perros el sábado.